Por: Jorge Jiménez Sólomon
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
El objetivo de la política energética del presidente López Obrador es fortalecer a la industria petrolera nacional para impulsar a la economía y reducir nuestra dependencia de los combustibles importados del extranjero. El presidente en parte tiene razón: invertir en el sector energético a nivel nacional puede, en efecto, lograr la autosuficiencia y promover el crecimiento económico. Sin embargo, la apuesta por la energía fósil no es el camino por varias razones. Por un lado, la nueva refinería es financieramente inviable. Por otro lado, desaprovechar el potencial del país para la producción de energía limpia puede tener efectos contraproducentes no sólo para el ambiente, sino también para la política social que esta administración propone.