La Cuarta Revolución Industrial de frente al covid-19

La integración digital de la Cuarta Revolución Industrial en menos de 15 años se ha extendido entre países desarrollados, y en vías de, de manera indiscriminada.

Cualquier pronóstico a mediano plazo se puede ver destruido por algún avance tecnológico (Patricio Betteoz)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Raúl Bravo Aduna

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

Como todas las revoluciones industriales anteriores, la Cuarta Revolución Industrial traerá consigo ganadores y perdedores que en gran medida están determinados desde el punto de arranque, puesto que las desigualdades sistémicas que atraviesan la vida en el siglo XXI son buenos predictores de profecías autocumplidas. Las precondiciones que impone la 4IR dejan al descubierto que la mayoría de las demografías de países en desarrollo no tienen acceso, de entrada, a las tecnologías, conocimientos y ambientes para la digitalización completa de industrias y oficios. En el mejor de los casos, agravará los precariatos señalados por Johannessen; en el peor, los soslayará casi por completo. Peor todavía en un país como México, en el que la política industrial horizontal y transversal se antoja casi inexistente y requiere de décadas de esfuerzo, planeación y voluntad política para realizarse, para acaso poder implementarla en los márgenes de lo posible.

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