La necesidad de una bioética global

Se piensa que la bioética sólo se ocupa de los problemas médicos. V. R. Potter, quien acuñó el término bioética en 1971, propuso en 1988 la noción de “bioética global” para encarar también los problemas ecológicos y asegurar el porvenir humano.

El reto era eminentemente global porque traspasaba fronteras y divisiones políticas. | Cam de la Fu
Nexos
Ciudad de México /

Por: Jorge E. Linares

Ilustración: Cam de la Fu, cortesía de Nexos

Todos los problemas biomédicos son, a la vez, socioambientales, y estos repercuten en la salud. La vida humana tiene valor en comunidad, y en relación equilibrada con los ecosistemas de los que depende; la salud de nuestra especie no es sustentable sin la salud de todo el planeta, como afirmaba Potter. La preservación de los ecosistemas y la calidad mínima de vida para toda la humanidad son los fines de la bioética global; sólo podemos alcanzar una supervivencia con calidad de vida aceptable si mejoramos la “salud” ecológica. Necesitamos recuperar una relación simbiótica con la tierra. Potter planteó que una bioética global debía atender los problemas que en ese momento consideraba cruciales: detener la sobrepoblación mundial, legalizar el aborto y la eutanasia, evitar conflictos bélicos (que hoy vuelven a estallar), reducir la contaminación acelerada (hoy agravada por el cambio climático), la pobreza y la creciente desigualdad socioeconómica mundial.

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