Por: Wendy Bazán Landeros y Gabriela Torres-Mazuera
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
A nivel federal destacan las disputas ideológicas y de grupos de interés que, entre otras cosas, llevaron en 2020 a la renuncia del secretario de medio ambiente, Victor Manuel Toledo, quien caracterizó a la 4T como un gobierno híbrido en el que “coexisten proyectos emancipadores con proyectos que continúan e incluso acrecientan la modalidad neoliberal”. En efecto, al interior del gobierno federal distinguimos dos coaliciones con visiones opuestas del desarrollo rural. Por un lado, una que apuesta por la “transición agroecológica” y se conforma por nuevos funcionarios de las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente, así como del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), muchos de los cuales provienen de organizaciones de la sociedad civil y de la academia. En contraste, la coalición que defiende el modelo agroindustrial se conforma por personas con una larga trayectoria en la administración pública federal —como Víctor Villalobos, actual secretario de agricultura— quienes se han mantenido en el gobierno impulsando el “régimen agro-alimentario neoliberal”.