Por: Raúl Zepeda Gil
Ilustración: Sergio Bordón, cortesía de Nexos
Reducir las emisiones de GEI en México es un reto político gigantesco porque el gobierno depende presupuestalmente de energías sucias producidas por Petróleos Mexicanos (Pemex). Una reforma fiscal verde que desvincule a Pemex del presupuesto nacional y un fondo de transición a energías verdes es imperativo. Las zonas costeras del país sufrirán inundaciones por el aumento del nivel del mar y en el norte habrá sequías intensas. Al no invertir en mitigación y adaptación hoy, se gastarán muchos más millones de pesos en proteger a desplazados climáticos, en diseñar nuevos sistemas de irrigación, y en reconstruir zonas enteras del país después de huracanes y ciclones tropicales. Sin embargo, no queda duda que el costo mayor se verá reflejado en la pérdida de vidas humanas. Desafortunadamente, la actual administración ha ido en contra de las medidas de mitigación y transición energética al colocar a Pemex y al consumo de carbón de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el centro de sus políticas energéticas. Además, ha mantenido las deficientes políticas del pasado, como favorecer al automóvil y la gasolina sobre el transporte público