Por: Ángeles Mastretta
Ilustración: Oldemar González, cortesía de Nexos
Primero con pasmo y curiosidad, luego con lucidez, Kraus sigue el andar de este mal que nos ha puesto a temer y a, como nunca, darle valor al lujo de estar vivos. Su voz tiene una tristeza cómplice, apela a nuestra compasión y nos compadece. A lo largo del libro se alía con las mejores páginas de muchos de los mejores libros. Imposible resumir este quehacer excepcional; hay que ir leyendo cada entrada a esta bitácora en busca de la propia cosecha. Y darnos una respuesta. Arnoldo acompaña sus cavilaciones con las de otros para dar con su verdad hecha de verdades. Sentencias, anécdotas, reflexiones se traman en el recuento de los largos días sin nombre ni horario que vive el médico, el escritor, en busca de un silencio a veces sobrio y sombrío, otras incandescente.