Por: Leonardo Núñez González
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
En más de una ocasión el presidente ha presumido que su administración es la más transparente de la historia y que toda la información sobre su gobierno es pública. Es mucho lo que vemos y escuchamos sobre la refinería de Dos Bocas, pero cuando pasamos de los dichos a los hechos, sabemos muy poco. Esto porque los documentos e información disponibles para la vigilancia por parte de la ciudadanía son tan deficientes que llegamos al extremo en que nadie sabe con precisión cuánto se ha gastado ni cuánto costará la construcción y operación de la refinería. Ese único dato, por sí mismo, debería ser suficiente para ponernos los pelos de punta: hoy no hay un sólo ciudadano en México fuera del gobierno que pueda conocer a detalle las finanzas públicas de la refinería de Dos Bocas y, por lo tanto, nadie sabe cuánto de nuestro dinero se usará en este proyecto.