Por: Samantha Pérez Dávila
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Los resultados de análisis señalan que en México los grupos delictivos realizan al menos doce actividades ilegales —además del tráfico de drogas— en dieciocho entidades federativas. Si bien la mayoría de estas actividades han sido realizadas desde hace varios años, algunas de ellas se exacerbaron durante la pandemia para contrarrestar la pérdida de recursos de los grupos delictivos. Otras actividades, en cambio, aparecieron gracias a la pandemia, pues los grupos del crimen organizado aprovecharon los nichos de mercado que la crisis sanitaria y económica trajo consigo. Dentro de este último grupo se encuentran el tráfico de equipo médico y medicamentos y la oferta de microcréditos. Tener un registro público mucho más detallado de todas estas actividades, quién las lleva a cabo y en qué zonas, permitirá entender mejor el rol de cada una de ellas dentro del financiamiento de los grupos delictivos. Esto resulta vital si queremos diseñar mejores estrategias de combate al crimen organizado, que estén basadas en inteligencia local.