Por: María Dolores París Pombo
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
La muerte de los migrantes en el incendio de Ciudad Juárez mereció dos minutos y medio de comentarios en la mañanera del día siguiente, que duró más de dos horas y media. En ese brevísimo lapso, el presidente mexicano minimizó los hechos y criminalizó a las víctimas asegurando que ellas mismas habían provocado el incendio quemando colchonetas “en la puerta del albergue”, en referencia a una celda sin ventanas donde 66 hombres se encontraban encarcelados, hacinados, después de haber sido arrestados arbitrariamente en las calles de Ciudad Juárez. La información proporcionada por familiares permite deducir que algunas de las personas que allí murieron contaban con documentos migratorios temporales expedidos por el propio Instituto Nacional de Migración (INM). Su arresto se debía probablemente a las presiones constantes que ha ejercido el gobierno municipal para que “se limpie” las calles de migrantes pobres que sobreviven en condiciones de gran precariedad, con la esperanza de poder solicitar asilo o protección humanitaria en Estados Unidos. Apenas unas horas después de las declaraciones del presidente mexicano, algunos medios difundieron el video de la cámara de seguridad de la estancia migratoria. Ahí se ve cómo los agentes del INM observan el inicio del fuego dentro de la celda y salen sin prestar auxilio ni abrir las rejas para que las personas detenidas puedan escapar de las llamas. Es decir, los agentes deliberadamente provocaron la muerte por calcinación o por asfixia de cuarenta hombres, y heridas graves a muchos otros, por el simple hecho de ser extranjeros y pobres.