Por: Iliana del Rocío Padilla Reyes y Jessica Nallely Flores Gálvez
Ilustración: David Peón, cortesía de Nexos
La Secretaría de Relaciones Exteriores organiza una serie de talleres en distintos municipios para recopilar información sobre los retos que enfrentan las ciudades mexicanas y exponerla ante diferentes foros globales. Y es que nuestro país tiene un rol protagónico en la agenda urbana de la ONU; actualmente México preside la asamblea Hábitat y, aun con la constante negativa del titular del Ejecutivo para participar en eventos de esta índole, ha participado activamente en las discusiones en la materia. Más allá del activismo internacional de la Cancillería, México presenta resultados limitados en materia de desarrollo urbano. La política federal ha dirigido una buena parte de sus esfuerzos en el mejoramiento de espacios públicos, pero tiene pendientes en la actualización del marco jurídico institucional, en particular en cuanto a los instrumentos para un desarrollo urbano equitativo y eficiente. Tampoco tiene propuestas innovadoras que incidan en el ordenamiento del territorio en los municipios. Las ciudades mexicanas enfrentan serias dificultades ambientales y sociales; son poco sostenibles en todo sentido y eso incluye que son financieramente inviables. Además, la transversalidad de la perspectiva de género todavía resulta un concepto indescifrable para quienes se encargan de elaborar los instrumentos y tomar las decisiones que transforman los espacios que habitamos todas y todos.