Rabia y claridad

La lucha feminista toma fuerza desde la indignación y la rabia, y el caso Salgado Macedonio no ha sido la excepción.

Más allá del dolor de la injusticia, importa recordar que el feminismo se nutre de sus propios desencuentros y antagonismos. (Sofía Probert)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Valeria Villalobos Guízar

Ilustración: Sofía Probert, cortesía de Nexos

“Nunca es la inspiración lo que lleva a alguien a contar una historia, es la combinación de rabia y claridad”, esta frase de Valeria Luiselli podría resumir la razón de por qué algunas mujeres decidimos volvernos feministas. Cuánta rabia hay en los abusos sexuales, los feminicidios, los acosos laborales, la disparidad salarial, la misoginia, el tiránico instinto maternal, la heterosexualidad obligatoria, los machismos cotidianos, la penalización del aborto, el sexismo instituido, o bien, la trivialización de la violencia contra las mujeres. De este último ultraje tuvimos un claro ejemplo recientemente: el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador a la candidatura de Morena por el gobierno de Guerrero del presunto violador Félix Salgado Macedonio.

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