Por: Fausto Carbajal Glass
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
En los últimos 30 años, las dinámicas de seguridad en América Latina han estado condicionadas por “comorbilidades” asociadas al malestar social, la agitación política, y la operación de actores no estatales violentos —i. e. grupos delictivos, insurgentes o terroristas—. Los principales problemas que enfrentan los países latinoamericanos han tenido que ver tradicionalmente con la criminalidad, la violencia política, el conflicto por los recursos naturales, la violencia urbana, el uso de las fuerzas armadas para labores de seguridad pública y un déficit democrático. Aunado a lo anterior, América Latina se ha convertido en otro tablero geopolítico de la competencia estratégica global, algo que en sí mismo supone nuevos retos a la seguridad y la defensa hemisférica. No obstante, la confluencia de ambos retos, tradicionales y nuevos, exacerba las comorbilidades preexistentes de los países latinoamericanos, siendo una de las principales la delincuencia organizada transnacional.