Un total desconocimiento de la historia y del derecho ha mostrado el Gobierno Mexicano con motivo de la transmisión del Poder Ejecutivo Federal. El incipiente Gobierno de Claudia Sheinbaum, determinó seguir con la línea de confrontación que caracterizó a su antecesor, y determinó no invitar al Rey de España a su toma de posesión, insistiendo en que España tiene que pedir perdón por los agravios cometidos a México durante la conquista.
Para entender mejor ese yerro del Gobierno y que no representa el sentir de la mayoría del pueblo mexicano que tiene lazos fraternales con el pueblo Español, repasemos un poco la historia de las relaciones hispano-mexicanas.
En la busca de nuevas rutas de navegación y comercialización, Cristóbal Colón que no era Español sino Genovés, financiado por los Reyes Católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, descubrió el continente Americano el 12 de octubre de 1492.
El viaje fue costeado principalmente por la Corona de Castilla, y contó con la Bendición de Rodrigo Borja, es decir el Papa Alejandro VI a través de las Bulas Alejandrinas; la legitimación jurídica y eclesial estaba propuesta; César Borja era muy amigo de Fernando de Aragón y de Isabel de Castilla, y mostró su afecto concediéndoles un permiso especial de la Santa Sede para casarse aun siendo primos, lo cual llevó a un intercambio de favores, que desembocó en el trazo de la Línea Alejandrina y evitó un conflicto con el Reino de Portugal.
En estricto sentido, la conquista de América fue obra y gracia principalmente del Reino de Castilla, con dirigentes Castellanos y gracias al descubrimiento de las nuevas tierras por parte de un Italiano.
Lo que hoy conocemos como México, era una serie de pueblos indígenas que hoy se ha dado en llamarles pueblos originarios y afroamericanos; estos pueblos estaban ubicados en distintas regiones y vivían en constantes guerras y tratando se conquistar territorios entre ellos; tenemos por ejemplo los casos de los Totonacas, los Tlaxcaltecas y los Cholultecas, que se unieron para combatir contra los Aztecas que lideraba el primer Moctezuma.
Los pueblos precolombinos establecidos en nuestro territorio, aun en medio de las conquistas internas, hicieron que floreciera su cultura; tenían sus propias costumbres, su religión, sus leyes, su sistema jurídico civil, comercial y penal y por supuesto su propio sistema político.
Así encontramos grandes civilizaciones como la Tolteca, la Olmeca, la de Chimalhuacán, la Tarasca, la Teotihuacana, la Mexica, la Maya entre otras, en distintos períodos históricos.
Entre los pueblos indígenas que se sometían por la fuerza unos a otros, estaba presencia la fuerza, el uso de las armas y como en toda conquista, los abusos, además había pueblos tremendamente combativos e indómitos como los Chichimecas, los Caxcanes y los Tepehuanos en el occidente, y sobre todo los Aztecas en el Valle del Anáhuac, particularmente sanguinarios y hasta ahora no ha habido exigencia de unos a otros para que pidan perdón. Es algo perfectamente explicable que en una conquista se empleé la violencia para someter a otro. No la justifico, jamás justificaré la violencia, pero queda claro que la conquista pacífica es una quimera, a menos, claro, que hablemos de conquistas amorosas.
Cuando Colón reclamó para la Corona de Castilla las tierras descubiertas, los Castellanos y los Aragoneses, pero más los primeros, dieron los primeros pasos para la colonización, y ante la lógica oposición de los pueblos indígenas a ser sometidos, tendría que sobrevenir, como sucedía entre ellos mismos, el uso de la fuerza física, las afrentas y la violencia, los agravios.
Regresando al siglo XVI, la conquista se fue extendiendo no solo en nuestro territorio sino hacia el sur de américa, donde también los Incas fueron sometidos por la fuerza. Sin embargo en el siglo XIX, tras la conquista de los Franceses a sus sueños encabezados por Napoleón Bonaparte, obligaron a que Fernando VII abdicara a la Corona Española a favor del hermano de Napoleón, llamado José Bonaparte o el Rey Intruso.
La abdicación de Bayona fue el pretexto que esperaban los conspiradores encabezados por el Cura Hidalgo para iniciar la insurgencia pero no para independizarnos de España, sino para que se reinstalara el poder de los Borbones en España, de ahí que uno de sus gritos de lucha era “ ¡Muera el Mal Gobierno! ¡Viva Fernando VII! “.
El movimiento independentista inició el 16 de septiembre de 1810 y culminó el 27 de septiembre de 1821, después del abrazo de Acatempan, el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba suscritos por Iturbide y Juan O`Donojú el 24 de agosto de 1821 en Córdoba Veracruz.
Pero no nos transformamos en república, sino que adoptamos la forma Imperial como sucedió nuestros pueblos antepasados, de la tríada de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, que tuvieron 11 Emperadores Acamapixtli, Huitzilihuitl, Chimalpopoca, Itzcóatl, Moctezuma Ilhuicamina, Axayácatl, Tizoc, Ahuízotl, Moctezuma Xocoyotzin, Cuitláhuac y Cuauhtémoc. Años después se sumaba a la lista Agustín Primero, oriundo de Valladolid hoy Morelia, y tiempo después el Austriaco Maximiliano I.
De esta forma, la conquista propiamente dicha, se inició el 21 de abril de 1519, cuando las embarcaciones de Hernán Cortés y sus Castellanos tocaron tierras Veracruzanas; la independencia se inició el 16 de septiembre de 1810 y culminó el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del Ejército Trigarante, que proclamaba libertad, religión y unión, liderado por Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide.
Pero quedaban cuentas pendientes por los agravios surgidos con motivo de la conquista. Por esa razón, el 28 de septiembre de 1836 se firmó el Tratado Definitivo de Paz y Amistad entre la República Mexicana cuyo Gobierno lo encabezaba el Presidente Jalisciense José Justo Corro y la entonces Reina de España Isabel II de Borbón, hija de Fernando de Aragón y su cuarta Esposa María de Cristina de Borbón, y aunque era la heredera al Trono Español no obstante la Ley Sálica, en realidad estaba a cargo la regencia de su Madre María Cristina y posteriormente Baldomero Espartero.
El Tratado, con plena validez formal y de fondo, fue suscrito por Miguel Santamaría por parte de México y por parte de España José María Calatrava. En el documento, se reconoció la absoluta independencia de México y se otorgaron ambas partes el perdón por todas las violaciones jurídicas, sociales, religiosas y de cualquier índole cometidas entre ambos pueblos con motivo de la conquista de lo que hoy es la República Mexicana.
El Tratado fue publicado en México mediante Bando Solemne el 4 de marzo de 1838 una vez comprobada la ratificación por España y por México. Por tanto, es Cosa Juzgada. Caso Cerrado. No hay Tema.
186 años después de haber zanjado nuestras diferencias, con un Tratado solemne y plenamente reconocido por ambas naciones y bajo el amparo de las normas del derecho internacional vigentes, es una soberana sandez, andar exigiéndole al Trono de España que se disculpe, y un absoluto desatino, falta de educación y cortesía, haber omitido entre otras invitaciones, al Rey de España a la ceremonia de transmisión del poder ejecutivo federal.
Por lo que respecta a la cuestión Vaticana, indudablemente hubo aciertos y errores como en todo. Los peninsulares impusieron su lenguaje, su religión, sus leyes; en el caso de la religión ni con el Tribunal de la Santa Inquisición que no tenía nada de Santo se cometieron muchos excesos; el Papa San Juan Pablo II en 1992, Benedicto XVI en 2007, y Francisco dos veces, en 2015 y 2016, pidieron perdón por pecados contra pueblos originarios durante la llamada conquista de américa, por lo cual se convirtió el reclamo al Vaticano en Cosa Juzgada. Por tanto, también es Cosa Juzgada. Asunto concluido. Caso cerrado.
Mi respeto a todos los pueblos del mundo, y en especial a España aunque a muchos trasnochados e incultos no les agrade. Hay que leer e informarse. No se deje engañar por discursos tendenciosos, equivocados que proceden de picapleitos resentidos. Forme su criterio. Consulte diversos autores de la Historia Patria y saque sus propias conclusiones.
Recomiendo la lectura de las obras de Historia de México de Lucas Alamán, Lorenzo De Zavala, Carlos Alvear Acevedo, Joaquín García Icazbalceta, Servando Teresa de Mier, Luis Pérez Verdía, Manuel Orozco y Berra, acudir al Repositorio del Archivo General de la Nación, a la Biblioteca de Tratados de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y por supuesto las Crónicas de Bernal Díaz del Castillo y las Cartas de Relación de Hernán Cortés.
Los conflictos entre México, España y El Vaticano con motivo de la conquista son cosa juzgada. A guardar el libro en el estante.