Cruzada nacional por los valores

Guadalajara /

Son tantos los casos que ilustrarían el tema que prácticamente no hay por dónde empezar porque todos son trascendentes y no menos importantes. Veamos los más recientes.

En Seúl, las agencias noticiosas internacionales nos dan cuenta de un terrorífico fin de semana con motivo de las fiestas de Halloween: al menos 151 personas fallecidas, 90 heridas y contando, fruto de una estampida producida durante un concierto.

En Washington, un fanático republicano atacó a martillazos al esposo de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, sin importarle los 82 años de edad de Paul Pelosi.

En Brasil, riñas entre simpatizantes de Lula y Bolsonaro con motivo de las elecciones presidenciales y que dejaron muchos lesionados, sin importarles la presencia de damas, niños y ancianos en las calles.

Rusia suspende su participación en el acuerdo para la exportación de cereales ucranianos tras el ataque que sufrió su flota en el Mar Negro, sin pensar las consecuencias alimentarias que generará al mundo occidental, puede más la guerra y el exterminio que las víctimas civiles colaterales.

En Irán, la escalada de furia va en aumento; las protestas a 40 días de la muerte de Mahsa Amini, lucen incontrolables para el Gobierno que pese a todo mantiene su postura antifeminista.

En México, -no podía faltar- masacres, secuestros, feminicidios, asesinatos impunes, violencia, violencia y más violencia que podríamos incluso ponerla en orden alfabético por estados; el 75% del país está en un clima de violencia, sin que exista una guerra civil declarada.

Todos estos casos tienen un común denominador: la ausencia de valores. La vida ha perdido significado; si uno necesita pisotear a un semejante con tal de lograr un propósito independiente de su ilicitud y consecuencias no dudará un minuto en hacerlo; la muerte ya se ve como algo natural. No importan niños, ni mujeres, ni ancianos ni pobres, da igual, no hay aprecio por la vida.

¿Qué nos ha sucedido? Hemos perdido por completo la noción de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo abusivo; nos hemos olvidado por completo de las virtudes y los valores.

El respeto, la lealtad, la prudencia, la paciencia, la tolerancia, la compresión, la consideración que les debemos a nuestros semejantes son conceptos del pasado, anacrónicos; lo de hoy es el Je, el moi, el yo, lo mío, los demás no importan.

El filósofo inglés Thomas Hobbes, escribió en 1651 una obra muy famosa, El Leviatán en el cual se menciona la célebre frase del comediógrafo latino Plauto (250-184 A.C.)y que decía: "el hombre, es el lobo del hombre" locución que ha sido utilizada muchas veces para hacer alusión a las actitudes egoístas que parecen ser el común denominador de nuestra sociedad, frase que tiene al menos 22 siglos y permanece actual.

Así estamos hoy, como los animales salvajes de la selva, luchando a muerte unos con otros por sobrevivir, cuando lo que deberíamos hacer es unir nuestros esfuerzos en pro del bienestar común, desprendidos del egoísmo, llenos de amor por el prójimo.

La animalidad, la irracionalidad se ha apoderado del hombre; para recuperar nuestra esencia, es preciso reencontrarnos con los valores, practicar las virtudes, solo así podrá continuar sobreviviendo la raza humana. Iniciemos una cruzada nacional en pro de los valores. Vamos poniendo cada uno nuestro granito de arena, empezado por respetar el derecho del prójimo.

Abel Campirano Marín


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