Todas las sesiones de la actual legislatura federal seguirán la batuta de la dirección de orquesta oficialista que seguirá marcando intensidad, tono, timbre y ritmo de la desafinada orquesta legislativa.
Los legisladores de oposición, en ambas cámaras, han sido aguerridos, sí; unos más que otros, para al menos así mostrar su inconformidad con las propuestas de reformas y adiciones que tienen un origen bien definido: la sede del ejecutivo federal, que vienen con la denominación de origen: sin quitarles una sola coma.
Lamentablemente, todas las posturas en contra de las reformas y modificaciones a la legislación, principal y fundamentalmente en torno a nuestra Carta Magna, son desestimadas de manera absoluta por la aplastante mayoría que representa MORENA, que se ha convertido en la reminiscencia del PRI de años atrás, pero corregido y aumentado.
Comprensibles las rabietas y corajes, los malos momentos que pasan los diputados y los senadores de oposición cuando pasan a hacer uso de la palabra, y son interrumpidos con abucheos, gritos, pancartas o tomas de la Tribuna Parlamentaria y son objeto de burlas permanentes. De nada sirven sus argumentos soportados con pruebas del desatino legislativo.
Los resultados desgraciadamente serán siempre los mismos; no serán tomadas en cuenta sus posturas en contra, sus aclaraciones, precisiones y disensos, quizá ni los agreguen a los Anales de las discusiones Parlamentarias, porque siempre se impondrá la voluntad de la mayoría en el Congreso, que, debemos aclararlo, no representa ni mucho menos significa la mayoría del pueblo, como equivocadamente sostienen los legisladores del partido oficial y la señora que ocupa la jefatura del ejecutivo federal, pero al menos en el corazón de muchos mexicanos nos quedará el recuerdo agradable de alguien que fue nuestra vos en desacuerdo con las arbitrariedades y los abusos.
Es de reconocerse la labor de los legisladores de oposición que han dejado muestra palpable de la voluntad de tratar de evitar mayores laceraciones a nuestro orden jurídico producidas por el dominio de las pasiones, el dominio de las emociones de los legisladores del bloque MORENA, PT Y PVEM, que han hecho hasta lo indecible por ser rastreramente obsequiosos con las voluntades del que se decía que representaba la esperanza del pueblo de México y las de la corcholata in pectore; ambos deben estar satisfechos por tener la alfombra roja del legislativo a sus pies y falta muy poco para que el poder judicial esté igual.
Así, podrá alcanzar el proyecto Obradorista la anhelada supremacía del poder, se culminará su venganza y podrá instaurar la autocracia, el poder absoluto concentrado en una sola persona.
Una verdadera lástima que se haya desaprovechado una segunda oportunidad histórica para que el gobierno emanado de MORENA, convirtiera en realidad la esperanza prometida, de una transformación para bien de México.
Resultó un fiasco. Se han servido del poder, manteniendo la hipocresía, de aparentar un gobierno para todos; en una farsa dolorosa que ha convertido un estado democrático en un estado autócrata.