Existen abusos de embajadores y cónsules, ocultos en el anonimato, sin que se les haga justicia a los subordinados, y por ello queremos darles voz en Sin Ataduras.
En la lejana Bakú, capital de Azerbaiyán, Elnur Bekir (Baghirov) compartió a esta columna los presuntos abusos del embajador Rodrigo Labardini Flores y de la agregada administrativa Alejandra Ornelas Soto.
Elnur, intérprete y traductor azerí-español, manifestó que primero fue contratado como asistente del embajador, y de manera creciente le asignó tareas adicionales del área consular y cultural, aunadas a sus obligaciones originales, lo que lo obligó a asumir entre reticencias y el sentido del deber, una pesada carga de trabajo, largos horarios, ninguna compensación salarial y mucha presión de su jefe de cumplir con las órdenes.
Bajo el estrés, renunció después de más de cinco años de aguantar el mal trato. El 1 de abril de 2021, Elnur dirigió una denuncia a la titular del Órgano Interno de Control de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Soledad Guadalupe López Acosta, indicando que su renuncia se debió al “constante abuso laboral e injusta carga de trabajo, mayor a las responsabilidades que por mi sueldo y puesto en la Embajada debería tener”. Ella acusó recibo, pero Elnur sigue esperando que se le haga justicia.
En la distante Bucarest, capital de Rumania, el mensajero Stefan Ionut Enache, después de trabajar nueves años y medio como chofer-mensajero, fue despedido de un día para otro por el embajador Guillermo Ordorica Robles, sin notificarle el despido con la debida anticipación de 30 días, como lo establece el contrato.
Stefan es una persona honesta y trabajadora (el que esto escribe lo conoció cuando era embajador en ese país) pero, según relató a Sin Ataduras, intercambió gritos con el embajador, después de que se rehusó a obedecer la orden de limpiar el vómito de los perros que arrojaron en el asiento del coche oficial, además de argumentar que no era parte de su trabajo pasear por las calles de Bucarest las mascotas de su jefe.
Después del altercado, a Stefan ni siquiera le dieron permiso de entrar a la oficina para recoger sus pertenencias, incluida su tarjeta de identidad, que luego recibió. Demandó a la embajada, ganó varias instancias en los tribunales laborales, pero aún falta la sentencia definitiva. Mientras más se alarga el proceso, más se acumularán los sueldos y prestaciones que finalmente deberá pagar la embajada a Stefan.
El 6 de julio, la subsecretaria para Asuntos Multilaterales de la SRE, Martha Delgado Peralta, difundió un Twitter: “Embajador @JMGomezRobledo muchas gracias por tus atenciones y felicidades por la exitosa gira del canciller a Francia. Estamos entusiasmados con tu próxima llegada a nuestra @MexOnu ¡buena suerte!”.
Parte del agradecimiento de Delgado a Gómez Robledo por sus atenciones se podría atribuir no solo al trabajo profesional y capacidad del prestigiado embajador, que irá de representante alterno a la ONU en Nueva York, sino también a que doña Martha se hospedó en la residencia oficial en París… en compañía de su hija y una hermana.
Martha Delgado confundió asuntos familiares con asuntos oficiales, lo cual contradice los valores de la Cartilla Moral, promovida por el presidente López Obrador.
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