El doctorado que Octavio Paz rechazó

Ciudad de México /

En 1996, cuando este columnista fungía como embajador de México en Irlanda, la universidad Trinity College celebró el nonagésimo aniversario del natalicio de Samuel Beckett, uno de sus ex alumnos más distinguidos.

Por este motivo, la universidad organizó varios actos de homenaje al dramaturgo y puso en escena sus obras de teatro, incluyendo Esperando a Godot, representada en un teatro del histórico campus de Dublín, función en la que estuve presente.

Poco antes, encontré en una de las librerías anticuarias un ejemplar del libro Anthology of Mexican poetry, obra comisionada en 1949 por la Unesco, editada por Samuel Beckett, como traductor al inglés, y Octavio Paz, como compilador, cuando el organismo era dirigido por Jaime Torres Bodet.

Al respecto, pensé que sería una excelente oportunidad recuperar la antigua colaboración cultural entre el maduro dramaturgo irlandés y el joven poeta mexicano, cuando ambos no habían ganado el Premio Nobel de Literatura.

Entusiasmado por el hallazgo, hablé con el rector de Trinity College, Thomas Mitchell, para proponerle el otorgamiento del doctorado honoris causa al poeta mexicano, como parte del homenaje a Beckett.

Al rector le gustó mi sugerencia, pero me advirtió que la propuesta debería ser aprobada por el Consejo Universitario, máxima autoridad de la universidad.

Meses después recibí excelentes noticias. El rector me comunicó por escrito que el Consejo, después de una cuidadosa evaluación, aprobó la sugerencia del embajador de México.

Feliz por la noticia, carta en mano, localicé a Paz en un hotel de Londres, donde estaba de visita. Contestó a mi llamada su esposa Marie José y me pasó al poeta. Con satisfacción, le comuniqué la decisión de la prestigiosa universidad de concederle el doctorado honoris causa, como parte del homenaje a Beckett, pero para mi sorpresa, Paz rechazó el reconocimiento.

—No acepto ningún premio que sea propuesto por el gobierno mexicano, me dijo de manera tajante, sin dar mayor explicación.

Atónito, le expliqué al escritor que el doctorado era resultado de una iniciativa personal como embajador y no gestionado por instrucciones del gobierno mexicano, como reconocimiento a la aportación de ambos escritores a la relación cultural entre México e Irlanda.

Le reiteré que la presea otorgada por la famosa universidad era parte del homenaje de Trinity College a Beckett, con el cual Paz colaboró en la antología de poesía mexicana. Le indiqué que el doctorado ya había sido aprobado por el Consejo Universitario de la universidad más antigua de Irlanda. Pero Paz se mantuvo firme en su negativa de recibir el galardón por una supuesta recomendación del gobierno mexicano que nunca existió.

Con profunda pena comuniqué al rector de Trinity College que el escritor mexicano había declinado el doctorado honoris causa que ya le había sido concedido.

El rector lamentó la decisión y me comentó que, si el rechazo se debió a que Paz hubiera considerado que la propuesta hubiera sido auspiciada por el gobierno mexicano, quizá se podría reponer el procedimiento desde el principio, esta vez con la participación de alguna organización privada. Pero no hubo tal y el doctorado para Paz nunca lo recibió.

gutierrez.canet@milenio.com
@AGutierrezCanet

  • Agustín Gutiérrez Canet
  • gutierrez.canet@milenio.com
  • Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación (U. Iberoamericana). Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002). / Escribe todos los jueves su columna Sin ataduras
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