Además de cobrar 9,607.23 dólares mensuales como embajadora de México en Belice, ¿qué ha hecho la periodista Martha Zamarripa Rivas desde que presentó cartas credenciales al gobernador general, Sir Colville Young, el 1 de diciembre de 2020?
Digamos que Zamarripa, sin experiencia diplomática ni hablar inglés, montó cada año el tradicional altar de muertos, dio El Grito en Belmopán, organizó un seminario binacional y algunas actividades irrelevantes.
En cambio, en estos últimos tres años, la conductora de la televisión regiomontana habilitada por Ebrard como embajadora estuvo activa apoyando la candidatura presidencial de su jefe, como si fuera su vocera oficiosa, lo cual es incompatible con las funciones de una representante de México en el exterior.
En lugar de dedicarse a desarrollar iniciativas propias de la Embajada, no las que provienen de la SRE o de otras instancias gubernamentales, la embajadora defendió a Ebrard por la tragedia de la Línea 12 del Metro, tras la publicación de un reportaje de The New York Times en el cual señalaba al exjefe de gobierno como uno de los presuntos responsables:
“El reportaje de @NYT es sospechoso porque omite a Mancera, a Ortega, e incluso a Serranía. ¿Por qué? Eso es lo que los lectores necesitan saber. Información completa y justa”, escribió Zamarripa en su cuenta de X (antes Twitter) donde se identifica como embajadora.
Después de que Ebrard perdió la encuesta contra Claudia Sheinbaum y que insinuó con irse a la oposición, la experiodista elogió a su exjefe en Facebook:
“Coincido en que (Ebrard) hizo un excelente trabajo en el gabinete del presidente López Obrador. No solo en SRE sino en todo lo que le encomendó…
“A dónde quiera que vaya o si decide quedarse, deseo que le vaya bien”.
Estos son algunos mensajes de tipo electoral que se pueden encontrar en las redes sociales de la embajadora, que nada tienen que ver con asuntos diplomáticos.
Pero el compromiso de Zamarripa por Ebrard no era tan firme como para irse a la campaña y renunciar a su salario como embajadora.
“¡Sonrían, todo va a estar bien!”, exhortó a sus seguidores el optimista precandidato el día que renunció como titular de la SRE.
La simpatizante de Ebrard no pareció sonreír, ya que su jefe perdió ante Claudia Sheinbaum la candidatura de Morena. Tampoco fue requerida, hace unos días, a la ceremonia de bienvenida en Palacio Nacional del primer ministro de Belice, Juan Antonio Briceño, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Algunos diplomáticos efímeros violan impunemente la Ley del Servicio Exterior Mexicano al hacer labores de proselitismo partidista, lo cual está prohibido.
El artículo 41 ordena: “los miembros del Servicio Exterior deberán abstenerse de incurrir en conductas de naturaleza partidista o electoral incompatibles con el desempeño de su función pública”.
Tampoco hay autoridad que haga siempre respetar la ley ni Senado que lo exija, pues casi todos son cómplices, tal como ocurre en el presente gobierno y ha ocurrido en los anteriores.
Al acercarse el fin de la administración, y ante las elecciones del 2 de junio, es conveniente recordar a embajadores y cónsules generales la obligación legal de todo miembro del Servicio Exterior de actuar con apego a la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia. Pues los cargos ni la impunidad son eternos.