La semana pasada propusimos crear un nuevo partido político formado por ciudadanos honrados y preparados, ajenos a la miseria de la política bastarda, en busca del bien común y la justicia (“A votar el 4 de junio”).
Sostenemos que no podemos cambiar de país, pero sí podemos cambiar al país, con miras a la elección de 2030. México es demasiado importante para dejarlo en manos de los políticos autoritarios que quieren marginar de la vida pública a los que no piensan como ellos.
Los políticos maniqueos exaltan a los amigos extranjeros de afinidad ideológica, aunque sean corruptos, pero atacan como corruptos a los enemigos solo por defender posiciones distintas.
Creemos que sin buenos ciudadanos no hay buenos gobiernos. Por ello el auténtico cambio de México se podrá lograr con una mejor educación pública para formar ciudadanos informados y libres, no como sujetos de propaganda y manipulación de los actuales políticos corruptos que solo buscan perpetuarse en el poder empeorando la educación.
Nuestro país seguirá secuestrado por dirigentes populistas, expertos en el clientelismo, ese perverso uso de los programas sociales con fines electorales, si nos quedamos cruzados de brazos.
Se requieren caras nuevas. Existen miles de personas con vocación de servicio, de calidad moral, bien preparadas que no han participado en la política porque no hay opciones válidas.
Recibí alentadoras reacciones a la propuesta de formar un nuevo partido que van del entusiasmo al escepticismo, lo cual a todos agradezco.
Opiniones favorables se publicaron en la red social X o vía email de Julio Alfonso Piña, Roberto Naif, Carlos Chávez, Pete Jevy Merol, Adolfo Álvarez, Carlos Garza Falla, Miriam Hamdan, Manuel Díaz, Doktor Faustus, GP Hernando, Flavio Varela, Octavio Muñoz, Marce F. Ruvalcaba, Éder Gutiérrez y Lizzy Santoyo, José David García de Alba Zepeda y Carlos Lozano, entre otros.
También aprecio los comentarios de varios amigos cuyo nombre me reservo:
Un académico de la UNAM: “Gran mensaje… Hay que empezar de nuevo y crear una alternativa efectiva”. Un embajador extranjero: “Muy bien expresados los deseos frente a la situación de la democracia en México”. Un escritor y editor: “Gracias por tu meditado y lúcido llamado”.
Un crítico musical: “A estas alturas nos encontramos ya en un auténtico nihilismo político. Triste realidad”. Un poeta y traductor, quien no suscribió la carta de los “intelectuales” llamando a un voto de castigo por ser “inaceptable e incomprensible”, se preguntó “¿defender la democracia es llamar a votar por el PRI, por el PAN?”. Un analista político: “Me entusiasmó su columna, desgraciadamente el Sistema Político Mexicano nació corrupto y así seguirá por siempre y para siempre”.
Una de mis hijas me preguntó: “Pues sí, papá… pero ¿quién? ¿Dónde está el próximo grupo preparado de la oposición?”.
Respondí a mi hija: “Hay que ver la situación actual de la política de México como país devastado por una guerra, o sea, en estado de desastre, y a partir de ahí reconstruir con un nuevo partido con la participación de ciudadanos preparados, honestos e interesados en política que hasta ahora no lo han hecho por la podredumbre. La lucha debe empezar en mejorar la educación pública si queremos mejorar al país. El ciudadano ignorante simpatiza con líderes populistas y si no se cambia esa mentalidad no cambiará el país.
“Es una tarea enorme, idealista, quijotesca, pero así es la historia”, concluí.