Al otro lado del infierno palestino

Ciudad de México /

El Cairo, Egipto.

Hace exactamente un mes, la capital egipcia fue sede de una reunión por la paz en Gaza a la que asistieron líderes de la región: África, Medio Oriente y Europa. No hubo un acuerdo. Hoy la paz se ve cada vez más lejos.

Tampoco hay acuerdos para detener el sufrimiento de los civiles en Gaza. La puerta de salida a través de Egipto está cerrada para los palestinos. Las autoridades egipcias dicen estar dispuestas “a sacrificar millones de vidas para garantizar que nadie los invada”.

A través del cruce fronterizo de Rafah solo hay paso para quienes tienen doble nacionalidad, sus familiares directos y algunos heridos que requieran asistencia realmente urgente. También cruza toda la ayuda humanitaria enviada por gobiernos extranjeros, organismos internacionales y el propio Egipto.

La negativa de abrir por completo a los palestinos esta puerta del infierno que viven en Gaza tiene varias explicaciones. Una de ellas es una postura política que considera que sería como entregar Gaza a Israel.

“Egipto reitera su vehemente rechazo al desplazamiento forzado de los palestinos y su transferencia a tierras egipcias, ya que esto marcará el último suspiro en la liquidación de la causa palestina y destrozará el sueño de una Palestina independiente”, dijo recientemente el presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi.

La otra razón es proteger a Egipto de una “avalancha” humana hacia su territorio.

El cruce de Rafah está en la península del Sinaí, resguardada por policías y militares ante las amenazas que a lo largo de su historia ha enfrentado. Israel la ocupó en 1956 y de 1967 a 1979. Egipto la recuperó en 1979 tras el Tratado de Paz que firmó con Israel. Recientemente fue escenario de ataques terroristas. En 2017, contra la mezquita del Sinaí, donde mataron a 305 personas. Y en 2021, cuando militantes del Estado Islámico mataron a seis personas.

La ayuda desde Egipto a Gaza transita a cuentagotas. El objetivo diario de la ONU es de 100 camiones, lo que sigue siendo insuficiente, pues antes del bloqueo impuesto por Israel con el inicio de la ofensiva contra Hamás, entraban entre 500 y 800 camiones al día.

En Gaza hay un desastre humanitario. Millones de personas sin hogar se aglutinan en el sur suplicando por comida, agua, electricidad e internet. Los hospitales están colapsados, falta combustible para ambulancias y el traslado de ayuda humanitaria. La vida de cualquiera corre peligro aun en las zonas consideradas como “seguras”. Es un infierno palestino.


  • Alejandro Domínguez
  • alejandro.dominguez@milenio.com
  • Periodista por pasión. Dirijo y conduzco #AlexEnMilenio L-V #22hrs. Escribo la columna #RecuentoDeLosDaños cada martes. Profesor en la Universidad Iberoamericana
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