El fin de semana se vivió uno de los momentos más gratificantes de la democracia actual. El pueblo de México sonrió al ver consolidado lo que la mayoría manifestó en las urnas el 2 de junio en un ejercicio sin precedente, del más alto estándar de calidad. Un procedimiento clarísimo, sin errores, ni complicaciones. La decisión, mediante una tómbola, de quiénes serán las y los juzgadores que perderán su empleo para someterse a una elección o, si no desean participar, serán relevados por quienes sí se sometan a la votación popular en 2025.
Bien lo dice la canción: “La vida es una tómbola, tom-tom, tómbola”. Y para el pueblo de México es “de luz y de colooor”.
La justicia se someterá a la voluntad popular. Los votantes saldremos a elegir a nuestros jueces, magistrados y ministros. Se acabará la corrupción, el nepotismo, los casos se resolverán de manera justa y expedita. Y cantaremos al ritmo de la “tómbola, tom-tom, tómbola”.
Evidentemente todo eso de la tómbola fue un ridículo, como lo fue la aprobación de la reforma constitucional y sus leyes secundarias ¡CON ERRORES!
Nada de esto se perfila para resolver los problemas del sistema judicial mexicano, en el que también están las fiscalías, que fungen como herramienta de coacción y persecución de los gobiernos federal y estatales.
Esta semana seremos testigos de cómo la inacción de las fiscalías en México provoca que los señalados terminen ante la justicia estadunidense. Genaro García Luna será sentenciado e Ismael El Mayo Zambada participará en una audiencia. Ambos ante el juez Brian Cogan, que fue nombrado por George W. Bush, no salió de ninguna tómbola, ni fue electo mediante los votos. Genaro García Luna cuenta con acusaciones de corrupción y lavado de dinero en México, pero no existe un solo cargo en su contra por narcotráfico o complicidad con el cártel de Sinaloa, como los que pesan sobre él en Estados Unidos.
México tampoco fincó un solo cargo contra Ovidio Guzmán tras haberlo soltado hace exactamente cinco años. Su recaptura fue solo con fines de extradición al país en el que ni siquiera se sabe dónde está, pues lo liberaron dos días antes de que su hermano Joaquín Guzmán López llegara con Ismael El Mayo Zambada a Texas.
¿Quién revisará la actuación de las fiscalías que lleven acusaciones ante jueces que se sientan en riesgo de perder su empleo si imparten justicia contrario a lo que la autoridad quiere?
Cuándo se planteará una reforma para las fiscalías, ¿o los meterán a todos en una tómbola?