En 2024 hemos observado un mercado que ha proporcionado rendimientos extraordinarios en los portafolios de inversión, especialmente en relación con la exposición a mercados globales, en particular al de Estados Unidos. Esto ha ocurrido a pesar de la presencia de varios factores económicos, geopolíticos y políticos que han introducido volatilidad.
La economía estadunidense ha mostrado señales de fortaleza y se destaca en el contexto global, a pesar de las incertidumbres y la expectativa de desaceleración generada por una política monetaria restrictiva tras el ciclo de aumentos de tasas de interés de la Reserva Federal. Los datos económicos indican un crecimiento que, aunque comienza a desacelerarse, se mantiene positivo. El PIB para el segundo trimestre se revisó a 3 por ciento en términos anualizados. Según las proyecciones del FMI, se espera que el crecimiento para 2024 sea de 2.6 por ciento, en comparación con el 2.5 por ciento registrado en 2023, lo que representa un crecimiento superior al promedio del mundo desarrollado, que se estima en 1.7 por ciento para este año.
Aunque el mercado laboral ha comenzado a mostrar signos de debilidad,se observan datos como la tasa de desempleo y cifras de consumo que superan las expectativas de los analistas. En cuanto a la inflación, se aprecia una tendencia a la baja, con algunos altibajos a lo largo del año, pero en general se proyecta una mayor certeza de relajación en la política monetaria.
Al cierre del tercer trimestre, los principales índices accionarios reportaron rendimientos positivos de doble dígito en moneda local. Este desempeño se ha fundamentado en diversos factores a nivel regional. En Estados Unidos hemos visto una divergencia menos marcada en los rendimientos sectoriales, con un impulso significativo en empresas beneficiadas por el avance de la inteligencia artificial, así como en otros sectores con crecimientos atractivos y valuaciones más rezagadas. La expectativa para el tercer trimestre es un crecimiento superior a 7 por ciento, frente a 11.2 por ciento del trimestre anterior, lo cual es una cifra notable.
A escala global, también encontramos historias positivas. Por ejemplo, Japón ha mostrado fortaleza económica y parece haber salido de un entorno de baja inflación, apoyada por expectativas optimistas en cuanto a cambios en la regulación y en la gobernanza corporativa que benefician a las empresas del país.
En Europa la situación es más complicada. Hemos observado una recesión técnica en Alemania y menores crecimientos en las utilidades empresariales, con proyecciones de decrecimiento para 2024; sin embargo, las expectativas para 2025 pueden mejorar, tanto en términos de crecimiento económico como de utilidades, dado una base comparativa menor y una recuperación con la relajación en la política monetaria donde parece que el BCE tiene más espacio para recortes.
En los mercados emergentes, la situación de China es destacable. Desde la pandemia, el país ha enfrentado debilidades que han afectado su potencial de crecimiento, así como la falta de medidas gubernamentales que impulsen significativamente la confianza del consumidor y el sector inmobiliario. Recientemente se han visto señales de mayor intervención gubernamental para alcanzar el objetivo de crecimiento de 5 por ciento, acciones que el mercado ha recibido de manera positiva, lo que ha mejorado el desempeño accionario y ha posicionado a China entre los países con mejor rendimiento del año.
En resumen, la fortaleza del mercado accionario en 2024 se sustenta en un crecimiento económico sólido, innovación empresarial y un entorno laboral robusto. No obstante, factores como el riesgo geopolítico y la incertidumbre electoral presentan desafíos que los inversores deben considerar.
Por un lado, la inestabilidad geopolítica, en particular el conflicto en Medio Oriente, ha creado un ambiente de incertidumbre que los inversionistas observan con atención. A medida que aumentan las tensiones, los mercados globales experimentan volatilidad, lo que afecta especialmente a los sectores relacionados con la energía y materias primas. El precio del petróleo ha mostrado fluctuaciones significativas y cualquier escalada en el conflicto puede impactar los costos de producción, la cadena de suministro y por ende la inflación, siendo este un factor determinante para la política monetaria.
Otro factor crucial es el ciclo electoral en Estados Unidos. Con la indefinición de los resultados finales de las elecciones presidenciales a la vista, la incertidumbre política puede provocar movimientos en el mercado. Las promesas de los candidatos en temas como la economía, la política fiscal y la regulación financiera, influirán en la confianza del inversionista.