El orden institucional en las escuelas

  • Apuntes pedagógicos
  • Alfonso Torres Hernández

Hidalgo /

Las actividades escolares se desarrollan dentro de un orden institucional que implica el seguimiento y regulación de acciones a partir de reglas, cuyo propósito es cuidar que exista buena disposición de las cosas entre sí y de cómo los actores las operan en su ámbito particular.

Desentrañar y comprender cómo el orden institucional determina las actividades escolares, implica reconocer a las instituciones como estructurantes de la política educativa, en razón a que no sólo moldean las estrategias, sino que definen los objetivos y encarrilan las situaciones de cooperación y conflicto. En este contexto, los directivos y docentes desarrollan su función y sus prácticas, aun cuando su comportamiento acotado por las reglas, puede ser o no reflexivo. Por otra parte, las reglas, como expresión del orden institucional, se reconocen como lecciones complejas producto de la experiencia acumulada y filtradas para su aplicación a través de niveles de inteligencia, discurso y deliberación social.

Esta comprensión es darle sentido y significación al orden institucional, donde cobran relevancia los planteamientos de René Lourau respecto a los momentos de la dialéctica hegeliana: universalidad, particularidad e individualidad, que desde el análisis institucional se perciben como lo instituido, lo instituyente y lo institucionalizado, respectivamente. En esta perspectiva se reconceptualiza a la institución como “la forma que adopta la reproducción y la producción de las relaciones sociales en un momento dado de producción, así como en el lugar donde se articulan las formas que adoptan las determinaciones de las relaciones sociales” (Chamizo y Jiménez, 1994). Si esto es así, es posible tener un conocimiento organizado de la realidad social que se vive en las escuelas. La realidad social entendida como “la suma total de objetos y sucesos dentro del mundo social cultural” (Schutz, 1974), experimentado tal cual como los viven los directivos y docentes que desarrollan múltiples relaciones de interacción.

En el mismo sentido, resulta interesante recuperar los planteamientos que pondera Jorge Javier Romero (1999) respecto a la idea de que “las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, los constreñimientos u obligaciones creadas por los seres humanos que le dan forma a la interacción humana; en consecuencia, estas estructuran los alicientes en el intercambio humano, ya sea político, social o económico. El cambio institucional, entonces, delinea la forma en que la sociedad evoluciona en el tiempo y es, a la vez, la clave para entender el cambio histórico”. (Powell y Dimaggio, 1999).

Esta aseveración de Romero alude al orden institucional que se expresa en instituciones educativas, donde la regulación de las prácticas se ve determinada por las reglas escritas y no escritas para el actuar cotidiano.

El orden, nos dice Abbagnano (1960) es una relación cualquiera entre dos o más objetos, que puede expresarse mediante una regla y en la cual se distinguen tres nociones específicas:

• El orden serial es el propio de la relación antes y después. Aristóteles observó que esta relación se encuentra donde hay un principio, porque en tal caso las cosas pueden hallarse más o menos cercanas al principio. Un antes o un después puede ser determinado con referencia al espacio y tiempo, al movimiento, a la potencia o a la disposición.

• La segunda especie de orden es la que consiste en la disposición recíproca de las partes de un todo y concierne, como lo anotara Aristóteles, al lugar, a la potencia o a la forma. Disposición de los objetos en sus lugares adecuados y apropiados con vistas a la finalidad propia del objeto.

• El tercer concepto de orden es el de grado o nivel respecto a un orden total. (pp.877-879)

Comprender el orden institucional presente en las escuelas implica entonces, tener presente las distintas dimensiones que determinan su vida cotidiana (social, política, económica, cultural, comunitaria, institucional e individual), además de establecer una serie de articulaciones teóricas y empíricas que permitan un trabajo de reflexión más fino respecto a la razón de las actividades escolares.


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