En el contexto educativo actual que vivimos en México, es pertinente tener presente los aportes que la teoría organizacional y administrativa nos han dejado para el estudio y comprensión de las instituciones educativas, en su organización, funcionamiento y gestión, particularmente por las determinantes de orden económico, político y cultural. El modelo educativo vigente ha puesto énfasis en el ámbito curricular, con una narrativa que propone el tránsito hacia un nuevo enfoque y posicionamiento en la relación pedagógica, y aunque esto tiene implicaciones para pensar en un modelo de gestión diferente en las escuelas, es necesario que, por su importancia, se desarrollen estrategias específicas que lo impulsen. Es conveniente entonces preguntarnos ¿Cuáles son las problemáticas y desafíos que se presentan en el ámbito de la gestión y administración de las escuelas? ¿Cómo transitar hacia un modelo de gestión escolar que se articule con las nuevas formas de pensamiento y acción que promueve el currículum vigente? ¿Cuál es el papel de la escuela en la construcción de escenarios más democráticos, justos e incluyentes para la formación de una nueva ciudadanía?
Los desafíos planteados implican una formación y posicionamiento inicial de orden epistemológico, analítico y teórico-conceptual que permita a las maestras y maestros (incluyendo directores y supervisores) adquirir un horizonte comprensivo amplio para su acción cotidiana. Pensar hoy en día en una gestión democrática en las escuelas requiere que estos actores posean un conocimiento claro sobre el sistema educativo; la política y la gestión educativa; el currículum; los modelos organizacionales; la planeación y evaluación institucional; el liderazgo transformacional; el humanismo y la filosofía; la acción cultural y comunitaria; entre muchos otros temas. Este marco teórico-conceptual les posibilita pensar en la construcción de una escuela diferente que articule su acción al entorno social, que abone a cerrar brechas entre la realidad escolar y realidad comunitaria y social. Una escuela donde la comunidad educativa encuentre nuevos sentidos y significados.
Construir un modelo de gestión democrática en las escuelas requiere de una ruptura en las formas de pensamiento que hemos configurado alrededor de la administración educativa y de los procedimientos que le han acompañado. Una ruptura con los modelos administrativos escolares cuyo fundamento se ubica en la teoría desarrollista de la posguerra y que ha permanecido, y parece que, fortalecido con la implementación de políticas neoliberales cuya doctrina es la globalización y la lógica de mercado en los procesos sociales y educativos. Es necesario la ruptura que lleve a desplazamientos más pertinentes y armónicos con la narrativa político-pedagógico que se construye actualmente. El sentido de transformación social y educativa no es posible lograrla en el contexto de una cultura escolar sedimentada en formas administrativas caracterizadas por la verticalidad, el control, la vigilancia y el cumplimiento. Sumado por supuesto, a la encomienda que tiene la escuela hoy en día de desarrollar tareas ajenas a su función pedagógica central, lo que hace que el trabajo docente se intensifique y “distraiga” de su tarea sustantiva.
Una gestión democrática en las escuelas tiene claro que la educación es un derecho humano y no un servicio. Configurar esta idea en comunidad permite pensar en formas de relación distinta y pensar el sentido de la escuela en otra dirección. Una escuela que desarrolla capacidades para construir paradigmas de pensamiento y acción más incluyentes y que atiendan la diversidad. Una escuela que es capaz de generar movimientos político-pedagógicos que se inscriban en posturas críticas y las adopten para hacer frente a la tradición pedagógica y administrativa. Y quizá lo más relevante, una escuela que construya con claridad su postura analítica y conceptual para comprender el entorno específico de su acción.
En los últimos años, en América Latina se ha generado un movimiento que busca la democratización de la educación, asociado particularmente a las formas de gobierno de las izquierdas partidistas y para frenar avances y regresos de la derecha conservadora. La gestión democrática en las escuelas no se puede pensar indisociable de la lucha por la democracia en sociedad, como forma de gobierno. Benno Sander (1996) nos menciona que en un modelo de gestión escolar democrática los conceptos de acción colegiada, acción humana colectiva, cogestión y autogestión se consolidan como instrumentos o formas participativas y democráticas de organización y gestión educativa. Y que, además, se observa una creciente adopción de prácticas descentralizadoras, como la constitución de consejos municipales y escolares, la participación de la comunidad y la elección de administradores escolares y universitarios.