Desde Aristóteles sabemos que la importancia del mensaje radica en cómo lo expresas y en esa trama convergen la retórica, la política y la comunicación. Mucho de eso ocurre con el periodismo, en el que puedes decir casi todo, sabiendo cómo hacerlo y eligiendo el lugar ideal para plasmarlo. Ni se diga en geopolítica. Así, perfilando cada quien sus intereses y sus fines, privilegiando sus tribunas, Claudia Sheinbaum y Donald Trump han develado al mundo el contenido de su conversación telefónica.
La noche inmediata a su primer triunfo electoral, Trump bajó el tono pendenciero y se oyó hasta conciliador. Después exhibió al mundo ya como jefe de la Casa Blanca que lo suyo no es la diplomacia, con desplantes discursivos y conductuales ajenos a los protocolos naturales en citas de corte global, sin importar si el de enfrente era un hombre o una mujer. Su gestión acabó con el escándalo del asalto al Capitolio.
A México le dedicó sobre todo el tema de que pagaría el muro que él ordenó levantar, cuando es sabido que a lo largo de diferentes tramos de esa gran frontera se construyen bardas de todo tipo desde muchos años atrás, sin importar el color del partido de cada gobernador. De hecho, en un debate de hace cuatro años, Joe Biden reclamó al magnate haber metido a los migrantes en jaulas y éste le respondió que esos enrejados fueron instalados por los demócratas.
Ahora, ensoberbecido con su triunfo aplastante, se ha cuidado de referirse en los mejores términos a Sheinbaum y se ha congratulado del resultado de su conversación más reciente, pero estirando cada frase de lo que platicaron para hacer creer que la presidenta acordó cerrar la frontera para impedir la invasión de migrantes ilegales a Estados Unidos, cuando lo que ella concede es que se comprometió a atender las caravanas en tránsito para que no lleguen al cruce y a tender puentes antes que poner obstáculos entre países.
Retórica pura de ambas partes, el aparente diferendo no escalará más a menos que en las mañaneras sigan provocando a la mandataria para enredarse en el tema, sobre todo los seudoperiodistas sembrados para destacar asuntos de importancia para el antecesor, o que Trump vea la necesidad de hacer un desplante para su tribuna. Bardas y migra siempre ha habido.