Uno de los fenómenos más complejos en el entramado de la migración es lo que se denomina “asimilación” de los recién llegados, con cultura y lengua diferentes las más de las veces, a una sociedad y una comunidad predominantes. No es poco frecuente que esas diferencias devengan en conflicto y los extraños, los aliens, los diferentes, sean los responsables directos de los males cotidianos en la imaginación básica de la población asentada.
Tan discutible como usted quiera, estos cuadros son los que han derivado en movimientos pro migrantes e incluso entre los propios naturales de una tierra generan campañas como la de Black Lives Matter, porque los negros siguen siendo susceptibles a ser víctimas de discriminación y racismo por las sociedades y las autoridades. Estados Unidos, por supuesto, es el mejor espejo de estas realidades hoy en medio del debate con el triunfo de Donald Trump.
Mientras los demócratas se atragantaron con su discurso por la democracia y contra el fascismo que en su opinión representa el magnate, éste aprovechó un elemento que había escrutado Samuel Huntington en su libro ¿Quiénes somos? (Paidós, 2004): le habló a los migrantes que se consideran o ya son asimilados, esos que crecieron con las costumbres de sus padres, sí, pero viviendo con las reglas del establishment gringo, que ven lejanas sus raíces y no se miran como latinos o hindúes.
Ese grupo enorme de población está interesado en mejores empleos, en buenos salarios, en precios bajos, en opciones diversas para adquirir un auto o una casa, antes que en los paisanos directos de sus mayores lidiando con cruzar la frontera en pos del american dream o en los niños que viajan solos y la Border los mete a jaulas que demócratas idearon y republicanos pusieron en operación. Quieren dólares y votarán por quien se los prometa, así haya sido encontrado culpable de 34 cargos criminales.
El endurecimiento de medidas en la frontera afectará a todos los migrantes y creará roces con el gobierno mexicano. La deportación masiva no deja de parecer más una provocación de campaña que una posibilidad real, dada la dependencia de la economía estadunidense a la mano de obra extranjera, sobre todo la venida de México y del resto de América Latina.