El próximo 2 de diciembre la banda Kiss dice un adiós definitivo, porque ya había tenido otra gira de despedida, y su bajista Gene Simmons ofrece jurar ante la Biblia que ahora sí es neta, entre otras razones, por una fundamental, “la madre naturaleza”, cuya traducción es simple: la edad.
Cuando cierren el concierto pactado en el Madison Square Garden con la rola que suelen hacerlo, “Rock&Roll All Nite”, habrá concluido un exitoso capítulo, acaso el más colorido, de la historia del rock. Porque aquellos chicos de Brooklyn que a principios de los años setenta decidieron maquillarse primero y disfrazarse después para subir a un escenario se convirtieron en el espectáculo más grande del mundo.
Ya otros músicos se maquillaban entonces, como Alice Cooper, Iggy Pop y David Bowie, pero ninguno logró combinar la máscara con el disfraz, el escenario, las luces, el fuego y la pintura como este cuarteto en el que figuraron de inicio, además del Demonio, Paul Stanley (Niño de la Estrella) en la voz principal y guitarra, Ace Frehley (Hombre Espacial) en el requinto y Peter Criss en la batería, siendo todos también compositores.
Quizá eran principios de los años 80, cuando ya habían conquistado la gloria y grabado su obra maestra, Dynasty, cuando la banda vino por vez primera a México, pero solo a una campaña de promoción en la que los cuatro aparecieron en una conferencia de prensa, porque no hubo permiso para que tocaran por el miedo de los gobernantes a que un concierto de rock desatara disturbios.
Fue hasta los años noventa, cuando había comenzado ya la serie de conciertos autorizados en el sexenio de Carlos Salinas, que llegaron al Palacio de los Deportes, con Pantera de telonero, pero ya sin maquillaje, lo que no dejó de ser decepcionante para sus legiones de seguidores que para entonces ya eran adultos que los veneraban desde niños. Venerábamos, corrijo. Después vinieron varias veces, con máscaras y show completo, nuevos integrantes, grandes veladas sin duda… una gran historia que está llegando a su fin (lagrimita de nostalgia incluida).