La FIL de Guadalajara suele ser un escenario que deviene resbaladizo, por su carácter cultural e impacto internacional, para personajes ajenos al libro, como la mayoría de políticos. El traspié aquel de Enrique Peña Nieto, cuando fue incapaz de enlistar tres obras que lo hubieran marcado, balbuceando al final que la Biblia, motivó que en toda entrevista de aquellos días se preguntara a otros personajes de la vida pública lo mismo, con respuestas que iban de lo hilarante a lo patético, remitiendo a tonterías del insuperable foxismo.
Con motivo del Premio Princesa de Asturias, otorgado este año a la FIL y al Hay Festival, el presidente de la feria, Raúl Padilla, envió un discurso en video que fue transmitido durante la ceremonia, en el que no desaprovechó para lanzar un alfilerazo general por lo que consideró embates de “gobiernos populistas”, además de subrayar la obviedad de que la cultura es una inversión, no un gasto, y la defensa de las libertades, el pluralismo y bla bla bla.
Casi un mes después, el presidente Andrés Manuel López Obrador se dio por aludido (¡qué necesidad ante una declaración tan difusa y a casi un mes!), enganchado en el pleito con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y escogió los peores argumentos para responder: “Fíjense las ferias del libro, las últimas dedicadas a nosotros: traen a Vargas Llosa (Mario, Nobel de Literatura), a (Héctor) Aguilar Camín, a (Enrique) Krauze, pero me entero que en España le entregan un premio a la FIL y el que lo recibe es ni más ni menos que Padilla, es el que da el discurso y me llamó muchísimo la atención un renglón sobre que se debe defender al libro del populismo”.
Por supuesto, la respuesta de la feria fue contundente. En 30 años han pasado por ahí José Saramago, Salman Rushdie, Paul Auster, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis y otros que añado yo, como Emmanuel Carrère, Lobo Antunes y Arturo Pérez-Reverte. Con malicia, la FIL cita a estos otros: Jesús Ramírez Cuevas, Olga Sánchez Cordero, PIT II, Tatiana Clouthier y Cuauhtémoc Cárdenas. Sin dejar de mencionar que el premio también lo han recibido la UNAM, el Museo del Prado, Martin Scorsese y Quino, entre otros.
La FIL, les digo, es terreno resbaladizo para los políticos.