México padece su mal crónico de impunidad porque quiere. Con algunos ajustes en el gabinete y una manita de gato a sus boletines ese índice dejaría pronto de estar en el rango de 90 por ciento para arriba. Desastre añejo que suma décadas. Por no colocar a las personas indicadas en los puestos clave que la situación amerita.
Fíjese usted nada más: el domingo pasado llevaron un paquete explosivo a un restaurante en Salamanca, Guanajuato, envuelto como regalo para consumar el engaño, con saldo de dos muertos. “Terrorismo” fue la palabra que usaron las autoridades estatales con algún eco federal.
Al día siguiente reporteros enviados al lugar del ataque corroboraron, por el desaseo y la falta de protocolos para cubrir una escena del crimen, que enfrente del establecimiento había restos humanos del ataque perpetrado 24 horas antes. Eso sí, al día siguiente dejó de ser “terrorismo” para ser “agresión con explosivos”, que más adelante devinieron “caseros”.
La narrativa se fue descomplicando al llegar el jueves con la novedad de que los aprehendidos por el crimen resultaron ser, en voz del gobernador Diego Sinhue Rodríguez, los “culpables”. Nada de presuntos ni de supuestos. Todo derivó en una disputa de socios, una deuda y, de nuevo cito al mandatario estatal erigido en juez, “prácticamente en un poquito más de 72 horas está resuelto el caso y detenidos los autores tanto materiales como intelectuales de esta lamentable acción violenta”.
Imagínese usted, amable lector, qué potencial hay en este hombre que sobreponiéndose a la confusión inicial del tipo de ataque y al poco oficio de sus equipos forense y de investigación, omisos en la regla básica del aseguramiento de la escena del crimen, resolvió el caso “en poquito más de 72 horas”. Con gente así en la procuración de justicia se abatiría la impunidad y se contaría con alguien de tiempo completo en la FGR, cuyo titular actual anda más ocupado en reyertas personales.
Si a eso se añade una buena comunicación como informar que el tráfico de personas se disparó 227 por ciento a lo largo del año, pero que nadie se ofusque, porque los delitos de robo en su conjunto bajaron 1.1 por ciento, pues ya la hicimos.
Alfredo Campos Villeda
@acvilleda