Hablar de la televisión educativa, en México, es la cosa más complicada del universo.
¿Por qué? Porque aquí también hay intereses, también hay infodemia.
Por un lado, tenemos el antecedente de Canal Once, el primer canal educativo y cultural de toda Iberoamérica. Los experimentos iniciaron en 1958. Se inauguró en 1959.
Por el otro, varias universidades privadas juran y perjuran que inventaron la educación a distancia en los años 60. Esto es delicadísimo.
Y por si esto no fuera suficiente, tenemos cualquier cantidad de aportaciones, en este sentido, en los canales comerciales, que también merecen respeto.
Desde “Plaza Sésamo”, “Odisea Burbujas” y “El tesoro del saber” hasta las telenovelas didácticas de Miguel Sabido, los melodramas de orientación social de Rosy Ocampo y títulos como “Mujer, casos de la vida real”, “La rosa de Guadalupe” y “Como dice el dicho”.
Si a esto le sumamos lo que se hace en muchas otras señales y la genuina confusión que existe entre cuáles son los medios públicos y cuáles, los privados: tenemos un problema.
¿De qué hablamos cuando hablamos de televisión educativa?
Y si es televisión educativa pública, ahora con todas las mentiras que se están diciendo en tantísimos lugares, pues peor tantito. Debe ser “educación para el comunismo”. ¡Están “en contra de Dios”! ¡Sálvese quien pueda!
Pues ahí le va: ¿Se acuerda usted de Agustín Yáñez? Fue un gran escritor, autor de “Al filo del agua”, “La tierra pródiga” y “Las vacas flacas”. El señor sabía y fue secretario de educación pública.
En 1964, Agustín Yáñez, con esa sabiduría que sólo pueden tener los funcionarios comprometidos con la educación y la cultura, al ver el impacto de ese medio tan joven llamado televisión, tuvo una gran idea: que la televisión sirviera para educar.
Y creó una instancia gubernamental que ha cambiado de nombre demasiadas veces y que consiguió, entre otras cosas, el milagro de reducir el analfabetismo, en el México de los años 60, del 30 al 20 por ciento.
A esta aportación del maestro Yáñez la llamamos “Televisión Educativa y Pública en México”. Es una dirección que depende de la SEP y que a lo largo de los años ha creado modelos, como las telesecundarias, que han recibido cualquier cantidad de elogios internacionales.
La geografía mexicana es complicadísima. Imagínese usted el impacto que ha sido, para muchísimas generaciones que viven en la selva, el desierto o la montaña, recibir educación básica y media básica a través de esas escuelas que giran alrededor de una televisión.
Créame. Es como para hacer una película tipo “Radical”. Todo iba tan bien que, en los años 80, las clases de esta dependencia no sólo viajaban por satélite a los decodificadores de las telesecundarias.
¡No! Estaban al alcance de todos. Se podían ver por televisión abierta pública nacional. Por la red nacional 7 de Imevisión.
¡Pero qué cree! Llegó el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se privatizó la red nacional 7 y se comenzaron a abandonar las telesecundarias negándole a muchísimas personas su derecho fundamental a la educación.
Para no hacerle el cuento largo, la Cuarta Transformación ha hecho un esfuerzo titánico por rescatar las telesecundarias y estos héroes de la educación han sido tan congruentes que, en momentos críticos, como la pandemia de COVID-19, sacaron la casta y se convirtieron en el eje de la educación nacional nutriendo de contenidos a un montón de señales que hasta el día de hoy siguen funcionando.
El legado de “Televisión Educativa y Pública en México” de Agustín Yáñez sigue vivo, se ha diversificado a niveles asombrosos y en la actualidad se llama aprende.mx.
¿Por qué le estoy contando todo esto? ¿Por qué hoy? Porque la “Televisión Educativa y Pública en México”, la que depende de la SEP, está celebrando 60 años de educar a nuestra nación.
Aprende.mx está de fiesta y no ha parado de organizar lo mismo conferencias magistrales con expertos como Miguel Sabido que producir documentales, cancelar sellos postales y sacar billetes de lotería.
Es una de las noticias más importantes del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Un orgullo para Leticia Ramírez Amaya, la secretaria de educación pública. Un motivo de inmensa satisfacción para Azucena Pimentel, directora general de aprende.mx.
Ayer, jueves 12 se septiembre, hubo una ceremonia en el Complejo Cultural Los Pinos donde no sólo se reconoció a las trabajadoras y los trabajadores de este tipo de televisión que llevan más de 40 años dedicándole su vida a este oficio, se inauguró una exposición fotográfica del más alto nivel.
Jesús Ramírez Cuevas convivió con maestros de comunidades indígenas lo mismo de la Sierra Tarahumara que del campo de Chiapas y todos pudimos constatar que esto está bien, que esto funciona.
Hablar de televisión educativa, en México, es la cosa más complicada del universo pero hagamos un esfuerzo por conocerla, por celebrarla y, ¿por qué no?, por presumirla.
Cuando hay algo tan bueno en el panorama de la televisión nacional, se debe aplaudir más allá de las ideologías, más allá de los intereses comerciales, porque estamos hablando de nuestras y de nuestros jóvenes, porque estamos hablando de educación y eso, y sólo eso, nos puede salvar. ¿O usted qué opina?
¡Feliz 60 aniversario, “Televisión Educativa y Pública en México”! ¡Larga vida para aprende.mx!