¿Se acuerda que hace poco le escribía de “¡Chócalas Compayito!” y de cómo me recordaba grandes cañonazos del pasado como “Alf”?
Pues más me tardé en publicar eso que Disney+ en reaccionar con el lanzamiento de “C.H.U.E.C.O.” que es básicamente lo mismo.
No, no se asuste ni piense mal. No estoy amarrando navajas. Es que aquí hay varias cosas fundamentales.
Primero: nada ni nadie se compara al impacto de la única y verdadera televisión abierta, familiar, la de siempre.
Segundo: algo bueno habrá hecho esa televisión que tanto desprecian las nuevas generaciones que se ha convertido en la fuente más importante de las plataformas de hoy.
Tercero: regresar a los clásicos da certeza, seguridad. Empodera. Es lo mismo que vemos con “La casa de los famosos México”. No es casualidad.
Y cuarto: el modelo del intruso en el hogar no lo inventó “Alf”. Nadie está copiando a nadie. Esto es un lugar común que se comenzó a utilizar a principios de los años 60 con títulos como “Mi marciano favorito” y “Mr. Ed”.
¡Qué orgullo que hoy, en pleno siglo XXI, con tanta tecnología, con tanta evolución social, las multitudes quieran ver lo que inventaron no nuestros padres, nuestros abuelos! ¡Qué orgullo y qué sintomático!
Supongamos que usted no tiene ni la más remota idea de lo que le estoy diciendo. ¿Qué es “C.H.U.E.C.O.”? ¿Cuál es la nota? ¿Vale la pena?
“C.H.U.E.C.O.” es un programa cómico familiar planteado en capítulos de media hora que cuenta las aventuras de una familia cuya cotidianidad se ve invadida por la presencia de un chimpancé que oculta un secreto muy especial.
Es blanco, blanco, lo que le sigue. Dentro de este esquema, es muy chistoso, de lo más entretenido.
Gran idea original de Fernando Barbosa desarrollada por Fernando Semenzato y Gastón Moguilevsky con la colaboración de un montón de escritores que por cuestiones de espacio no alcanzo a mencionar.
El reparto es simple y sencillamente maravilloso. Lo encabezan Consuelo Duval y la estrella argentina Darío Barassi.
Sí, “C.H.U.E.C.O.” es televisión bicultural sólo que ahora entre México y Argentina, entre Argentina y México, con todo el reto que esto implica a nivel modismos, acentos, prejuicios y credibilidad.
¿Pero sabe qué es lo más interesante? La lectura entre líneas, el verdadero cambio social.
A diferencia de lo que sucedía en los programas cómicos del pasado donde todos eran blancos, pesaba el patriarcado y el esquema familiar insistía en vendernos la idea de que sólo se podía ser feliz si había papá, mamá, hijas e hijos, aquí el modelo es otro.
Tenemos una familia argentina sin mamá donde la que manda es la trabajadora del hogar que es morena y mexicana.
Por si esto no fuera suficiente, las justificaciones del personaje del chimpancé (y su nombre) son admirablemente actuales, positivas y nos invitan a respetar a los animales.
C.H.U.E.C.O., el personaje, es algo tan afortunado, que como usted puede percibir desde el primer momento, no se trata de un chimpancé de verdad sino de un puppet hilarante que habla con acento porteño interpretado por Soy Rada, un famoso comediante del Cono Sur.
Lo único que a mí me hace ruido es esta obsesión malsana de las plataformas de llamarle a todo serie y de invitarnos a maratonear hasta esta clase de emisiones a sabiendas de que no hay sistema nervioso que no se acabe aburriendo después de cuatro capítulos seguidos.
Pero de que esto es bueno, es muy bueno. La confirmación de muchas cosas hermosas. Luche por verlo con sus hijos, sus nietos, sus padres y sus abuelos. Le va a gustar. De veras que sí.