Hoy es un día peligroso para la tv abierta de este país. ¿Por qué? Porque se van a mover las parrillas de programación de muchos canales y todos sabemos lo que va a pasar. ¿Qué? Que el que va a salir ganando va a ser el que menos se mueva.
La televisión es un asunto de hábitos y costumbres, más en tiempos de alta incertidumbre como los actuales.
Esto no significa que nuestras televisoras no puedan cambiar, sino que hay que saber cambiar; de lo contrario, las audiencias huyen despavoridas.
El viernes acabó Éste es mi estilo en Azteca Uno. ¿Qué va a entrar en su lugar? Nada. Se van a extender Ventaneando y Enamorándonos. ¡Qué paquetote!
Ayer terminó Ringo en Las Estrellas. ¿Qué van a poner ahí? Esta historia me suena. Es el menos leve de los cambios, el que más posibilidades tiene de funcionar. ¿E Imagen Televisión? ¿Qué van a hacer los señores de este canal? Copiar la estrategia de Multimedios Televisión. Van a dejar un Sale el sol eterno entre su noticiario de la mañana y el de mediodía. Es el peor cambio de todos, una bomba atómica dentro y fuera de esa señal.
¿Por qué? Porque es jugar a perder-perder. De primera mano, que no tenía competencia antes de Yuriria Sierra, ahora va a perder a su público original para luchar contra todo. Y Nacho Lozano, que era genial en la brevedad de la sección que tenía, ahora va a tener que hacer magia alargando aquello durante una hora completa. ¡Mucha suerte! A él y a todos. La van a necesitar.
Tome nota
Bellísima, así es Pequeña voz, la maravillosa obra de Jim Cartwright que los productores Oscar Uriel, Rodrigo Trujillo y Jacobo Nazar acaban de estrenar en el teatro Milán. Y es bellísima no solo por lo que es y por lo que dice sino, porque cuando usted la goce verá la consagración de una estrella: María Penella.
María es una joven con una pequeña gran trayectoria en los escenarios mexicanos. Hace poco tuve el privilegio de escribirle de su trabajo en Casi normales. Bueno, cuando la vea aquí no va a resistir las ganas de ovacionarla de pie. ¡Qué cosa tan más impresionante de talento!
María viaja de un estado emocional a otro en cuestión de segundos apropiándose del escenario con una voz y con una agilidad como pocas veces he visto en los últimos años. Pero no está sola. La acompañan inmensos actores como Karina Gidi, Odiseo Bichir, Amanda Farah, Sebastián Lavaniegos, Alejandro Morales y la pianista Analí Marisol Sánchez que construyen un espectáculo inimaginable. No creo que sea casualidad que los productores de esta joya hayan sido los mismos de El zoológico de cristal, porque hay un montón de vasos comunicantes entre ambas propuestas.
Pequeña voz es todo menos pequeña, es un incendio de emociones, la oportunidad perfecta para enfrentar fantasmas y encontrar belleza.
Es la historia de lo que sucede, para bien y para mal, cuando una persona descubre su voz interior. Y hay música, nostalgia, risas, y dolor. Es muy conmovedora, como la película de los 90. Le ruego que vaya a verla. Dirige Alonso Íñiguez (Noche de reyes).
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