Seamos honestos: el gran tema en el México de hoy es el de la seguridad.
¿Por qué? Porque la oposición, ésa que nos regaló la guerra contra el narco, las narcoseries, los narcocorridos y muchas cosas peores, se está colgando de ahí para tratar de hacerle daño a la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La idea es crear la percepción de que vivimos en el peor México de todos, en el infierno, en el peligro. Que todo está mal.
Al mismo tiempo, mire usted qué “casualidad”, el gobierno de Donald Trump nos está etiquetando igual.
Según ellos nuestras autoridades están coludidas con el crimen organizado y los mexicanos somos los culpables de que en Estados Unidos se consuman tantas drogas. ¡Somos una “desgracia”!
¿Cuál es la parte “divertida” de esta historia? Que este juego de “afirmaciones” alrededor de la seguridad se ha convertido en moneda de cambio para otros asuntos como lo de los aranceles.
¿Por qué le estoy diciendo todo esto si se supone que hoy me toca escribir de espectáculos y no de política?
Primero, porque el espectáculo es poder y, segundo, porque le quiero pedir un favor: métase a Apple TV+ y vea “Dope Thief” (“Ladrón de drogas”).
Yo no sé si los responsables de esta producción lo hicieron con toda la intención de criticar pero a mí se me hace un contenido fundamental para entender la verdad sobre el tema de la seguridad y las drogas, no en México, en Estados Unidos.
No hay manera de ver esta serie escrita con absoluta maestría por Peter Craig (el guionista de la película “The Batman”) inspirada en un libro de Dennis Trafoya (“The Poor Boy’s Game”) y de no ovacionarla.
Para que entienda el tamaño de concepto del que le estoy hablando, ¿sabe usted quién es el “humilde” director de esto? Ridley Scott.
Ojo: el señor no sólo está produciendo, como lo ha hecho recientemente con muchos materiales. Está dirigiendo. Todo el capítulo uno es de él.
Y, créame, si tenemos al director de obras maestras como “Alien” y “Gladiador” haciendo serie en 2025 es porque se trata de un contenido que dice cosas muy fuertes, que rompe con muchos asuntos.
A mí me encantó porque crea una narrativa que va más allá del melodrama.
Aquí no hay: buenos y malos, blancos y negros, gringos y latinos, policías y ladrones.
Hay lo que hay: complejidad. La bondad y la maldad no existen. Lo que existe es lo social, lo que hay que conocer, lo que hay que entender, lo que hay que corregir.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia, pero le encargo que no vea los tráilers y que no lea las sinopsis porque son de una flojera imperdonable para una empresa como Apple.
Me late que lo hicieron mal a propósito para protegerse de represalias políticas.
La bronca es que cuando uno mira o lee eso, ni entiende la magnitud de serie que ya está a nuestra disposición ni le dan ganas de verla.
“Dope Thief” es una serie que narra las aventuras de unos delincuentes que se hacen pasar por agentes de la DEA (la administración para el control de drogas de Estados Unidos) para cometer sus fechorías.
Lo impresionante es que no son ni como en “El señor de los cielos” ni como en “Narcos: México”. Son seres humanos como usted o como yo. ¡Zaz!
Por si todo esto no fuera suficiente, “Dope Thief” tiene un reparto de “miedo”.
Vamos del ganador del Golden Globe Ving Rhamses (“Don King: Only in America”) a la ganadora del Tribeca Film Festival Liz Cribel Sierra (“God’s Time”), del nominado al Oscar Bryan Tyree Henry (“Causeway”) al nominado al Golden Globe Wagner Moura (“Narcos”), pasando por la nominada al Emmy Kate Mulgrew (“Orange is the New Black”) y por muchas otras celebridades.
Desde los tiempos de “The Wire” (2002) que no sentía que una serie pudiera revolucionar tantas cosas.
Obviamente se trata de un contenido muy “premium”, muy fino, muy cuidado. ¡Gracias! Porque hoy, como nunca, hay que volver a aportar. Hay que reaccionar a las etiquetas de la oposición. ¿A poco no?
Luche con todas sus fuerzas por ver “Dope Thief” en Apple TV+. Le va a gustar. De veras que sí.