Fui el primer periodista de este país en escribir de “RuPaul’s Drag Race” hace casi 15 años. ¿Sabe usted lo feliz que me hace poderle escribir hoy de “Drag Race México”?
Es como un sueño convertido en realidad. Es la prueba máxima de que esto ya cambió porque si bien hemos tenido el privilegio de gozar con maravillosos “reality shows” mexicanos de drags como “La más draga”, eran del mundo digital.
“Drag Race México” nace y viaja por una caminos formales. Hay que felicitar con mucho entusiasmo a Paramount+ y a MTV porque absolutamente nadie de los medios públicos o privados se había atrevido a invertir en esta clase de emisiones.
Y es que, hay que decirlo, con todo y el fenómeno Wendy, vivimos en una nación donde se sigue discriminando, violentando y hasta asesinando a los miembros de la comunidad LGBT.
Más allá de la parte del entretenimiento, “Drag Race México” es un acto de valentía, de rebeldía. Es algo muy fuerte, pero al mismo tiempo muy bueno, que nos ayuda a entender cosas.
¿Como qué? Como que para ser una drag queen no hay que ser homosexual. Exactamente como ya lo habíamos visto con el personaje que interpretó Eduardo Barajas en “El amor invencible”, pero con padres de familia reales. ¡Maravilloso!
En el remoto caso de que usted no lo sepa, “Drag Race México” es un “reality show” de talento donde once drag queens divierten a las multitudes al mismo tiempo que compiten en cualquier cantidad de alucinantes dinámicas.
No es un programa de nicho para gente del colectivo LGBTTTIQA+. Es un mega “show” para todo aquel que se quiere reír, emocionar y, ¿por qué no?, suspirar.
Son una reinas con un talento indiscutible que consiguen el milagro de mexicanizar algo tan sagrado a nivel mundial como la cultura drag a través de una de las producciones más asombrosas de 2023.
Lolita Banana y Valentina son las inmensas conductoras de esta emisión.
Lolita es una de las mujeres más sabias que he conocido en los últimos años, pero, además, es un orgullo de México. ¿Sabía usted que en Francia la idolatran como a Salma Hayek?
Valentina es otra historia preciosa, una mexicana que nos representa desde Estados Unidos y que no sólo ha triunfado en el universo drag. Ha sido la portada de algunas de las publicaciones de moda más importantes del mundo.
Felicidades a ambas por su estupendo trabajo y a Óscar Madrazo por sus aportaciones como juez fijo. Este señor es un genio al que admiro mucho y que aquí lo está haciendo con una pulcritud simple y sencillamente grandiosa.
¿Por qué lo llamo juez fijo? Porque, como seguramente usted sabe, también hay jueces invitados por semana como Christian Chávez y el resultado es gratísimo.
Hay alegría, creatividad, talento, mexicanidad, espectacularidad, credibilidad y contacto con las audiencias. ¿Se le puede pedir más a la vida?
Luche con todas sus fuerzas por buscar esto ya, pero ya, en la parrilla de programación de MTV y, por supuesto, en la plataforma Paramount+. Cada jueves sale un capítulo nuevo.
Si jamás ha visto un “reality” de esta clase, descubrirá algo muy hermoso.
Y si sí, perfecto, se sentirá tan orgulloso como yo. Felicidades a todas, a todos, a todes. ¡Bienvenido a México, “Drag Race”! Le va a gustar. De veras que sí.