En 2025 vimos tres televisiones: la pública, la privada y la digital. Si hiciéramos a un lado la televisión pública, ¿con qué nos quedaríamos?
Con la polarización. Pero, ojo, no con la polarización oficial: la política. ¡No! Nos quedaríamos con la verdadera polarización: con ésa que nos tiene como nos tiene.
Son dos extremos: por un lado, el de una televisión patética, pasmada, hipócrita, anticuada, hueca, falsa, dependiente del extranjero, que se la pasa repitiendo las mismas historias, explotando a los mismos personajes.
Y, por el otro, el de una televisión fresca, dinámica, joven, de verdad, valiente, congruente, honesta, actual, creativa, mexicana, preocupada por la calidad, por la sana orientación del público, por la renovación de talentos.
¿Cuál es la nota? Que nadie quiere hablar, al mismo tiempo, de estas dos realidades.
¿Por qué? Porque como ahora dependemos del algoritmo y esta entidad sólo nos da lo que creemos que nos gusta, a lo mejor está alimentando nuestra amargura o a lo mejor está alimentando nuestras ilusiones.
Pero nunca nos deja ver la totalidad del espectro. Por tanto, no hay términos medios. O estamos mal o estamos bien. ¡Y qué triste porque 2025 fue uno de los años más importantes de toda la historia de la televisión!
¿En qué me baso para decir esto? En que 2025 fue el año de los nichos.
¿Qué significa esto? Antes de respondérselo, le voy a hacer una actualización.
En el siglo XX nuestros maestros se sintieron muy romanos y nos enseñaron: divide y vencerás. En nuestras legendarias clases de mercadotecnia nos dijeron que los nichos eran segmentos, fracciones, algo chiquitito.
Y sí, a lo mejor así era en el siglo pasado cuando sólo había una televisión para todas y para todos, como sólo había una radio o como sólo había un cine.
En el siglo XXI no es así. Hay muchas televisiones, de muchos tipos, para muchas audiencias. Y los nichos son tan exitosos o más que la televisión de antes.
Sí, ya sé lo que está pensando: ¿Cómo es posible que una fracción sea más exitosa que el “todo”?
Es posible porque una fracción permite profundizar, vender más, hacer más. Y el “todo” de antes, si lo revisamos con cuidado, ni siquiera era tan “todo”.
Eso del “todo” era como una fantasía. Si no hubiera sido así, la comunicación no hubiera evolucionado hasta traernos a la realidad que tenemos hoy.
Ahora sí: ¿Qué significa que 2025 haya sido el año de los nichos? Que en los últimos 12 meses todas las personas de todos los canales de todas las televisiones tuvieron que trabajar mil veces más que antes para dar resultados.
Los de las noticias con los de las noticias, los de las telenovelas mexicanas con los de las telenovelas mexicanas, los de los deportes con los de los deportes, los de los K-dramas con los de los K-dramas, los de los “reality shows” con los de los “reality shows” y así hasta la eternidad.
Fue un año maravilloso donde todo se tuvo que reacomodar, donde todo se tuvo que volver más eficiente y donde todo, por supuesto, se volvió más satisfactorio.
Por lo mismo, en los últimos dos semestres, tal y como le escribí aquí, nació una nueva manera de medir los “ratings”, aparecieron más pantallas más especializadas y se comenzó a experimentar para atender a más nichos más exigentes.
Por eso de enero a diciembre hemos visto la explosión de los canales FAST (Free Add-supported Streaming TV) en nuestros televisores de última generación (Smart TVs).
Por eso ahora no podemos vivir sin sistemas operativos como ROKU. Por eso ahora los podcasts también viajan en video. Por eso ahora las telenovelas nos acompañan hasta en nuestros teléfonos celulares en formato vertical.
¿Así o más fantástico? Créame, 2025 fue el principio de una nueva gran era para la televisión.
Quien no quiera verlo es o porque sus asesores no le han explicado bien, o porque se quedó atrapado en el pasado, o porque le da flojera trabajar, estudiar y actualizarse, o porque simple y sencillamente siempre será una fuente más cómoda de poder, de placer, el no hacer nada y quejarse de todo.
Pero en 2025 pasaron cosas importantes, demasiado importantes, y 2026 se pondrá mejor, mucho mejor. ¡Prepárese!