El sábado pasado se entregó el Ariel, el máximo galardón del cine mexicano.
¿Cuál es la nota? Los mensajes. Vamos a decirnos la verdad: contrariamente a lo que muchos suponen, el cine nacional está pasando por un muy mal momento por la pandemia, la crisis económica y la indefensión legal.
Hubiera sido muy hipócrita organizar una ceremonia de premiación a todo lujo en semejante contexto.
¿Qué hizo la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC)?
Convocó a la comunidad cinematográfica y a una que otra autoridad, y entre todos juntaron recursos para pagar las estatuillas, produjeron un programa especial de televisión para anunciar a los ganadores y lo transmitieron por Canal 22 y las redes sociales.
El resultado fue histórico porque se dijeron cosas fundamentales, se premió a quien se tenía que premiar y no pasamos horas y horas padeciendo chistes de comediantes cada vez más ajenos a las multitudes latinas y mirando a los ganadores recorriendo medio teatro para aventarse el mismo discurso de toda la vida.
Aquí, en menos de 90 minutos, conocimos a los nominados, a los ganadores, vimos un cambio generacional en la conducción, recordamos a los que se nos adelantaron y escuchamos discursos fundamentales como el de Mónica Lozano, la presidente de la AMACC, y el de la inmensa Ofelia Medina, una de las ganadoras del Ariel de Oro.
Ofelia nos hizo llorar, pensar, le dio su lugar a nuestros pueblos originarios y, lo más maravilloso de todo, nos hizo celebrar la vida. ¡Gracias!
Este Ariel representó un cambió radical respecto al del año pasado y, por supuesto, respecto a todos los anteriores.
Me queda claro todo el heroísmo que hay detrás de lo que vimos, del esfuerzo de tantísima gente de la AMACC y de Canal 22, ¿pero le digo la verdad?
Se inventó un formato nuevo para este tipo de ceremonias y no sé usted, pero lo prefiero al fastidio en que se han convertido otros premios en otros lugares del mundo.
Ahí es donde uno entiende por qué el cine mexicano tiene la posición que tiene a nivel internacional por su calidad, creatividad, diversidad y compromiso social.
Por favor busque este material en las redes sociales, vea las películas nominadas, celebre a los ganadores y… ¡que viva el cine mexicano! ¡Felicidades!
Netflix
Ese mismo 25 de septiembre ocurrió otro gran evento histórico: Tudum.
¿Qué es esto? Ahorita lo va a entender. Le voy a dar mi interpretación de los hechos:
Media humanidad está desconcertada ante la llegada de las nuevas plataformas porque evidentemente todas cuestan y uno no vive sólo para contratar eso.
Netflix, como fue plataforma que lo inició todo, es el enemigo a vencer.
A ojo de buen cubero, como que sus directivos dijeron: hagamos algo antes de que se nos vayan los suscriptores, adaptaron Tudum, una fiesta que ya se había hecho el año pasado en Brasil, y la movieron en YouTube.
Tudum es como los eventos anuales que todas las televisoras hacen para sus anunciantes y la prensa especializada, para anunciar sus próximos lanzamientos.
Son shows ingeniosos, caros, con grandes estrellas y lo suficientemente convincentes como para que los anunciantes inviertan una fortuna y como para que la prensa se deshaga en elogios.
¿Cuál es la diferencia con Tudum? Algo muy bonito que no puedo dejar de celebrar: un sincero agradecimiento para los suscriptores de Netflix.
Perdón, pero en este país, donde pocas televisoras tienen la humildad suficiente como para darle las gracias a las audiencias, sí fue muy sintomático que Netflix, la más grande de todas las grandes, haya comenzado por ahí.
Para no hacerle el cuento largo, Netflix abrazó a su público de todos los perfiles de todas las regiones del mundo, incluyendo México, y nos mandó los mejores mensajes:
Netflix no sólo trabaja con las máximas figuras del mundo, viene con todo de aquí al 2022 y que nadie cancele su suscripción porque perderse semejante avalancha de contenidos sería un pecado.
¿Cuál es la nota? Primero, el poder de YouTube. ¡Qué sintomático que Netflix haya decidido comunicarse con la gente a través de ellos y no de otros!
Y segundo, que Netflix volvió a cambiar la historia del entretenimiento global inventando un formato para estar más cerca de su gente, a nivel interno y a nivel externo.
Se llama Tudum por el “ruidito” que escuchamos cada vez que aparece la ene de Netflix cuando vamos a ver un contenido en esa plataforma. ¡Tu-dum! ¿Así o más atinado?
¡Felicidades, Netflix! ¡Así se hace! Y usted, por favor, luche por ver esto en YouTube. Le va a encantar. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com