El final de 'Mi camino es amarte'

Ciudad de México /
Es un merecidísimo homenaje a la gran familia mexicana. ESPECIAL

Hablar de “Mi camino es amarte” es hablar del contenido más visto de todo México.

Más visto que el futbol, más visto que las series, más visto que las películas.

Lo siento, se tenía que decir (y se dijo) porque, de un tiempo a la fecha, quién sabe por qué prejuicios, quién sabe por qué intereses, hay una percepción equivocada tanto de las telenovelas como de la televisión abierta en general.

¿Por qué está triunfando tanto esta producción de Nicandro Díaz? Porque es exactamente como debe ser una telenovela tradicional a la mexicana.

Estamos hablando de una gran historia de amor, sí, pero también de otros asuntos fundamentales que se tienen que poner sobre la mesa y que hacen la diferencia respecto a otras propuestas de otros países.

“Mi camino es amarte” es un merecidísimo homenaje a la gran familia mexicana que se expresa a través de un conglomerado de tramas particularmente interesante.

Por un lado, tenemos la historia de una familia que lucha por integrarse, por constituirse, por recuperarse.

Por el otro, la de una familia que lucha por impedir que le quiten su patrimonio.

Y más allá, la de otras familias que también están en eso, en la lucha, en la defensa de valores esenciales. Es: familia más familia, más familia. ¡Guau!

No, pero espérese, esto se pone mejor. ¿Qué me dice del manejo de la brecha entre pobres y ricos, de la perfecta definición entre maldad y bondad, o de la combinación de prepuestas generacionales?

Aquí hay contenidos para niños, para adolescentes y para adultos. “Mi camino es amarte” es tan buena como las grandes telenovelas de antes pero sin dejar de estar llena de inmensas aportaciones narrativas, técnicas y actorales.

Me siento muy orgulloso de ella porque confirma que la legendaria fórmula de Televisa fue, es y seguirá siendo una estupenda vía para triunfar en este negocio.

Pero, además, porque, no sé usted pero yo me la he pasado increíble escena por escena, capítulo por capítulo.

Amo “Mi camino es amarte” porque, será lo que usted quiera, guste y mande pero es, ante todo, una experiencia muy entretenida, un producto perfecto para pasársela bien.

No por nada tenemos un reparto del más alto nivel encabezado por figuras amadísimas como Susana González, Gabriel Soto, Mark Tacher, Alberto Estrella, Mónika Sánchez, Leonardo Daniel y Sergio Reynoso.

¿Y qué me dice de participaciones especiales como la de la gran Rosa Gloria Chagoyán, “Lola la trailera”?

A esto súmele el talento de Ximena Herrera, Sara Corrales, Rodrigo Brand, Camille Mina, Carlos Said, Alfredo Gatica, Ara Saldívar, Fabián Robles y muchas luminarias más.

¿Cuál es la nota? La armonía, que cada actor ha tenido su momento de lucimiento, que todos, en conjunto, brillan en equilibrio, respetando un tono, como debe ser.

Felicito desde aquí a Isaías Gómez y a Alejandro Gamboa, sus directores, y a todos sus escritores. Desde Vicente Sabatini y Juan Carlos Alcalá hasta Rosa Salazar Arenas, Julián Aguilar y Rubén Núñez.

No cualquiera es capaz de hacer televisión popular en el México de hoy y estas mujeres, estos hombres, no sólo la están haciendo, la están haciendo bien. ¡Bravo!

¿Por qué le estoy comentando esto? Porque el próximo domingo 12 de marzo, a las 20:30, por Las Estrellas, se va a transmitir el gran final de esta emisión y algo me dice que será un cañonazo.

Se lo aviso con tiempo para que lo agende, para que convoque, para que no se lo vaya a perder.

Luche con todas sus fuerzas por sintonizar el desenlace de “Mi camino es amarte” este domingo. Le va a gustar. De veras que sí.

Álvaro Cueva

alvaro.cueva@milenio.com



  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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