Hay muchas noticias importantes y cualquier cantidad de recomendaciones para este fin de semana pero yo tendría que ser el peor periodista de México si no me detuviera para recordarle que este domingo 28 de mayo se va a transmitir el final de “Succession”.
La cita va ser a las 19:00 horas en el canal HBO de su sistema favorito de televisión de paga y, por supuesto, simultáneamente en la plataforma HBO Max.
Se trata de un acontecimiento total porque no estamos hablando sólo de un final de temporada. Éste va a ser el final definitivo (finale) de toda la serie, un evento especial de 90 minutos.
Y de mí se acuerda, la redes sociales van a estallar, no se va a hablar de otra cosa durante días y, cuando llegue la temporada de premios, “Succession” le arrebatará las estatuillas a todos, a absolutamente todos sus competidores.
¿Por qué? Porque aquí, a diferencia de contenidos como “The Last of Us” y “House of The Dragon” tenemos algo que nació adulto y que no viene ni del mundo de los videojuegos ni del de la fantasía.
Es la suma de lo mejor del “streaming” de hoy con todo el poder de la televisión de antes, algo que difícilmente se repetirá.
Ni caso tiene que le explique de qué trata esto o que me detenga a elogiar los textos, las actuaciones o los valores de producción. Toda esta información, todas estas apreciaciones, son del dominio público.
“Succession” no sólo es una obra maestra, es un éxito monumental y tal y como pasa con los buenos libros, con las grandes películas, nos permite ir más allá de los lugares comunes y nos invita a reflexionar.
¿A usted qué es lo que más le llama la atención de esta producción de HBO? A mí, el choque cultural.
Vamos a decirnos la verdad y con mucho respeto para nuestros vecinos del norte:
Estados Unidos lleva más de 100 años vendiéndole al mundo su famoso “sueño americano” a través de mil y un estrategias de poder suave como el cine, la televisión y los libros de autoayuda.
La humanidad entera ha comprado esta idea que, palabras más, palabras menos, consiste en superar todas las adversidades hasta alcanzar la cima.
¿Cómo se expresa eso? Con dinero, con mucho dinero, y con poder, con mucho poder.
“Succession” nos habla de lo patético que es tener mucho dinero, de lo monstruoso que es tener mucho poder. Es el lado oscuro del “sueño americano”.
Sus personajes no pueden ser más grotescos. No hay manera de no ver cómo son, de no escuchar lo que dicen, y de no sentir náuseas.
¿Cómo es posible que esa gente que lo tiene todo no tenga nada? ¿Cómo es posible que esa gente tan educada sea tan grosera? ¿Cómo es posible que esa gente tan privilegiada esté tan llena de odio?
El golpe al cerebro es brutal. ¿Entonces para qué queremos llegar a la cima? ¿Para qué queremos perseguir el “sueño americano”?
Sí, yo sé que, como dice el chiste, de caer en depresión en la miseria a caer en depresión en un penthouse de lujo con varios millones de dólares, siempre es mejor el penthouse de lujo y los millones de dólares.
Pero depresión es depresión y por eso una de las claves del éxito de “Succession” está en ese oscurísimo sentido del humor que hay detrás de cada uno de sus personajes, detrás de cada una de sus situaciones.
Aquí está el retrato de los nuevos Estados Unidos, de un “sueño” que terminó por convertirse en una “pesadilla americana”, un ejercicio de autocrítica tan, tan pero tan valiente que cuando uno lo compara con las noticias que a cada rato nos llegan de allá, el resultado es un escándalo, una revelación.
Luche con todas sus fuerzas por ver el final definitivo de “Succession” este domingo 28 de mayo en HBO y la plataforma HBO Max. Le va a gustar. De veras que sí.