'Euphoria' y 'The Marvelous Mrs. Maisel'

Ciudad de México /
Sam Levinson, el autor de esta maravilla, es un genio.Especial

Si usted no ha visto el final de la segunda temporada de la serie Euphoria de HBO Max, no ha vivido.

Fue hermoso, desgarrador, escalofriante. ¡Qué experiencia tan más liberadora! No sé si era lo que muchos queríamos ver, pero era necesario.

Y Sam Levinson, el autor de esta maravilla, es, definitivamente, un genio. ¡Qué manera de cautivar a las viejas y a las nuevas generaciones! ¡Qué manera de convertir la realidad en televisión premium!

No, no le voy a contar detalles para no arruinarle la experiencia a las personas que apenas van a ver esto (o a las que apenas van a comenzar a ver toda la serie desde el principio), pero le juro que aquí están las claves de muchas cosas importantes a nivel entretenimiento, sociedad e industria.

Euphoria es lo último que queda de la gloriosa televisión premium de los años 2000, de la que nació antes de que los sistemas de distribución de contenidos en línea se transformaran en casas productoras y arruinaran la parte editorial de esta industria.

Verla es como volver a The Sopranos, The Wire y Breaking Bad, pero desde una perspectiva joven que la convierte en un espectáculo capaz de sorprender a las audiencias.

¿Cuál es la nota? El nivel. Esto no es lo que estamos acostumbrados a ver ni en televisión ni en “streaming”. Como se decía antes: no es televisión, es HBO.

¡Qué lástima que ante la vorágine de estímulos que nos llegan al mismo tiempo, por tantas ventanas, el impacto de esta obra maestra se termine diluyendo y comparando al de títulos que van en otro sentido!

Pero si usted vio el desenlace de esta temporada coincidirá conmigo en que estuvo lleno de grandes momentos que nos hicieron viajar de una teatralidad insólita para la generación Z a secuencias de una cinematografía complicadísima, alucinante, exquisita.

“La idea de ser mejor persona es lo que me alienta a ser una buena persona”. ¿Así o más claro? ¡Felicidades!

Una disculpa

Le quiero pedir perdón porque tengo semanas luchando por escribirle una columna completa de la cuarta temporada de The Marvelous Mrs. Maisel de Amazon Prime Video, pero le juro que no se puede.

Siempre que lo voy a hacer aparecen 400 notas y se me hacía crueldad no extenderme ante semejante joya de la comedia internacional, pero el desenlace de Euphoria me está dando la pauta.

¿Por qué? Por su teatralidad. Así como Euphoria es una representación que para conquistar al público tuvo que acudir a otra representación, The Marvelous Mrs. Maisel hace exactamente lo mismo, pero todo el tiempo y en comedia.

En el muy remoto caso de que usted no lo sepa, The Marvelous Mrs. Maisel es una serie cómica de televisión premium que narra las aventuras de una comediante que reta al sistema, en Nueva York, a finales de los años 50, principios de los 60.

Tal y como se lo escribí aquí cuando se estrenó, es la perfecta contraparte de Mad Men.

Mientras que aquello era masculino, oscuro y sobre las mentiras, esto es femenino, luminoso y sobre las verdades.

Es de no creerse la capacidad de Amy Sherman-Palladino (Gilmore Girls) para poner en pantalla todas las inquietudes humanas de hoy, pero en ese pasado que las vuelve mil veces más atractivas, gozosas, digeribles.

Desde siempre, cada episodio de The Marvelous Mrs. Maisel equivale a una película completa por su estructura dramática, por sus valores de producción y por lo que consigue en los espectadores.

Esta cuarta temporada, la que se está distribuyendo aquí en México al mismo tiempo que en Estados Unidos, es ya la cúspide de la creatividad, de la belleza y de la inteligencia.

Mire, para no hacerle el cuento largo, así como Euphoria es lo máximo en drama, The Marvelous Mrs. Maisel es lo máximo en comedia.

Somos muy privilegiados al poder gozar de estas dos propuestas. ¿A poco no? Luche por verlas.


alvaro.cueva@milenio.com

  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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