Fiestas. Fiestas. Fiestas. Todo el mundo está haciendo fiestas pero nadie como Spotify.
¿Por qué? Porque ahí están las verdaderas celebridades de la música, de los podcasts y de las audioseries de hoy.
Porque ahí es donde están pasando las cosas. Porque ahí es donde se están construyendo las carreras. Porque ahí está la convocatoria.
Hasta aquí todo suena muy “normal”, muy como algo que se diría en Estados Unidos o en Inglaterra de este sistema de creación y distribución de contenidos en línea.
¡Pues qué cree! Se pone mejor. México es el país que tiene más usuarios de Spotify de todo el mundo.
Quiero que, por un momento, se ponga a pensar en la fusión de todo ese poder con todo este éxito.
Amor con amor se paga y obviamente le respuesta de Spotify, para México, iba a ser faraónica.
Usted ya conoce todo el tema artístico. Usted ya conoce todo el tema social. ¡Venimos del cañonazo de sus “wrapped”! ¿Cómo se imagina usted que iba a ser la gala 2024 de esta compañía en nuestro país?
Mil veces superior a la increíble fiesta que organizaron el año pasado en el Museo de Arte Moderno.
¿Sabe usted lo que hicieron estos genios del entretenimiento? Consiguieron el Gran Hotel de la Ciudad de México.
En el muy remoto caso de que usted no lo sepa o no lo recuerde, el Gran Hotel de la Ciudad de México es un monumento histórico. Es, oficialmente, Patrimonio Cultural de la Nación.
Su inmenso tragaluz art nuveau es exquisito y ni le cuento de la gran cantidad de valores y anécdotas que hay detrás de ese edificio porque entonces sí no voy a acabar nunca.
Spotify lo rentó. Pero cuando le digo lo rentó, no me refiero a que haya contratado alguno de sus salones. No. Lo rentó todo. Lo cerró para su gente.
Fue increíble lo que pasó ahí porque, con un respeto admirable, todo, todo el hotel, sirvió de marco para la gala de este año.
Y se llenó con montones y montones de cantantes, podcasteras, actrices, locutoras, representantes, podcasteros, actores, locutores, estilistas, maquillistas.
Desde que fui a Hollywood a la premier de la tercera temporada de “Game of Thrones” en 2013, cuando HBO rentó por primera vez la totalidad del Hotel Roosevelt, que también está considerado como un monumento histórico, para hacer en su interior una fiesta épica para el reparto y sus amigos, que yo no veía algo así.
La diferencia es que esto es México. Esto es lo que antes no pasaba en México. Lo que antes hubiera sido inimaginable en nuestra industria, con nuestra gente, para nuestra gente.
Y así de grande como fue el nivel de aquella celebración con las estrellas de este inolvidable clásico de las series, así fue el nivel de lo que sucedió el martes 10 de diciembre en el Gran Hotel de la Ciudad de México.
Está de más que le diga que se ofreció la mejor comida, la mejor bebida y la mejor música.
¿Cuál es la nota? Que ésta no fue una fiesta ni para empleados ni para anunciantes. Fue una fiesta para los talentos de Spotify, para darle las gracias a las mujeres y los hombres que triunfaron ahí en los últimos 12 meses.
Obviamente no había ni fans ni periodistas. Y viajó gente desde Los Ángeles, desde Monterrey, desde Guadalajara y desde donde fuera.
Nadie le dijo que no a Spotify porque a todas y a todos les queda claro que esa marca sigue cambiando la historia de la música y de la comunicación.
Ver juntos a Amandititita, a María José, a Turbulence y Burrita Burrona, a Arenovitzz, a Diego Madrigal, a J Álvarez, a La Arrolladora, a Emilio Osorio, a Vanne Amador y a “Las damitas histeria”, sí es un acontecimiento.
Como ver a Ricardo Pérez, a Nath Campos, a “Se me subió el muerto”, a “En buen pedo”, a Samantha Barrón, a Immasoul, a Mía Rubín, a Jimmy Álvarez, a Little Jesus, a Gusgri, a Eduardo Granja y a todas, y a todos los demás.
Cada una de ellas, cada uno de ellos, amerita una columna completa, pero lo que yo quiero que entienda es que fue hermoso ver a tantas luminarias de tantos formatos y de tantas corrientes musicales tan diferentes conviviendo como sólo conviven los amigos.
Aquello era como una boda, como el cumpleaños de la abuela: besos, abrazos, canto, baile, chistes. Daba gusto ver a tanta gente tan feliz de verse, de apoyarse, de armar colaboraciones.
En mis tiempos, las estrellas se envidiaban, se tiraban mala onda, se metían el pie.
Soy el crítico más realizado del mundo al comprobar que eso ya cambió, que plataformas como Spotify han conseguido el milagro de unir a la nueva gran comunidad artística de México y del mundo. Y eso no se paga con nada.
Fiestas. Fiestas. Fiestas. Todo el mundo está haciendo fiestas pero nadie como Spotify. ¡Qué maravillosa estuvo su gala 2024! ¡Felicidades! De corazón.