Lupin', el fenómeno en Netflix

Ciudad de México /

Netflix abrió la caja de Pandora con Lupin, la extraordinaria serie francesa que desde hace varias semanas triunfa aparatosamente en México y en el resto del mundo.

¿Por qué? Porque esta compañía, con este lanzamiento, está recuperando un tipo de entretenimiento que había quedado olvidado, un tipo de entretenimiento que tiene que ver ya no con el origen.

No, esto tiene que ver con el origen del origen. Es ir más allá de la segunda mitad del siglo XX. Es llevarnos a la Belle Époque. ¿Se da cuenta de la mina de oro que es esto para un montón de contenidos que no podrían llegar en el futuro?

En el remoto caso de que usted no lo sepa, Arséne Lupin es un personaje tan enorme como Sherlock Holmes o como Hércules Poirot sólo que no estamos hablando de un detective.

No, Lupin es un ladrón, pero un ladrón refinado, una suerte de Robin Hood, de Chucho El Roto, que al robar más que delinquir, hace justicia.

Eso, en la realidad actual, cuando muchas instituciones de muchos países brillan por su ineptitud y por su suciedad, es un cañonazo alucinante.

Arséne Lupin es el heredero directo de una rica tradición cultural francesa como las novelas de Rocambole y, de una manera u otra, es el “papá” de inmensos personajes que llegaron después como Simon Templar y James Bond.

Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, Arséne Lupin está muy vigente entre las nuevas generaciones porque sale en videojuegos, en mangas y en varias animaciones japonesas como El castillo de Cagliostro y Lupin III.

¿Pero sabe qué es lo más maravilloso de este fenómeno? Que no estamos hablando de la adaptación a serie de las novelas de Maurice Leblanc sino de una propuesta nueva donde el protagonista reproduce las novelas de Maurice Leblanc. ¡Es la cúspide del postmodernismo!

No, pero espérese, todavía no le digo lo mejor: el Lupin de Netflix es un hombre de color, migrante africano, padre de un adolescente francés procreado con una rubia.

Es exactamente el tipo de protagonista que el mundo estaba esperando para vivir nuevas aventuras sin que esto represente una traición para nadie que estuviera acostumbrado a ver a este personaje de otra raza, con otro origen o con otros vínculos emocionales.

Un título así de perfecto, en una plataforma así de revolucionaria, no podía no tener el éxito que Lupin está teniendo.

Además, son muy pocos capítulos que fluyen riquísimo construyendo un conflicto que jamás para de crecer y llevándonos del Museo de Louvre a la cárcel, de los trenes a la playa y de una larga lista de sutilezas, como los animales de compañía, a las más espectaculares escenas de acción.

Son grandes actuaciones, pero de una escuela actoral diferente a la que estamos acostumbrados a ver.

No sé usted, pero a mí me llena de orgullo que, gracias a plataformas como Netflix, nuestra visión del espectáculo se esté abriendo cada vez más, a más estilos, a más países y ya me urge que llegue la temporada dos de esta maravilla.

Luche con todas sus fuerzas por ver Lupin en Netflix. Y si ya la vio, vuélvala a ver saboreando con atención cada escena y, si puede, busque los libros de Maurice Leblanc. Son muy baratos y también le van a encantar. De veras que sí. ¡Felicidades!


alvaro.cueva@milenio.com


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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