
Éste es un mensaje para todos los que defendieron a Fabián Cháirez del imperdonable acto de censura que padeció hace unas cuantas semanas.
También para los que gozaron en Netflix con la serie “El secreto del río”, para las, los y les personas del colectivo LGBTTTIQA+ y, por supuesto, a todos los que aprecian el arte:
Vayan al Museo de la Ciudad de México a vivir la exposición “Nelson Morales y otras historias: muxe, deseo, foto, cuir”, aprécienla, háganle mucho ruido, conviértanla en un éxito.
¿Por qué? Porque en cualquier momento la ultraderecha la va a descubrir y, o la va a incluir en el cerco informativo, o se va a encargar de que la mutilen, de que la cancelen, de que la desaparezcan.
Si les dolió ver la erotización de monjas y sacerdotes en el Museo de San Carlos, ¿ustedes creen que no les va a doler ver esos cuerpos diversos, desnudos, asociados a valores como el de la maternidad o a la denuncia de actos que no quieren reconocer en su real dimensión como los transfeminicidios?
Si Fabián Cháirez es un orgullo de Chiapas, Nelson Morales es un orgullo de Oaxaca e igual, es una vergüenza que su obra sea tan reconocida y celebrada en museos de París, Londres y Madrid, y que aquí no se diga nada.
¿Me creería si le dijera que a este prodigioso fotógrafo ya le han hecho varios libros sobre su obra en el extranjero y que aquí nadie le ha publicado nada?
Las razones son muy simples: al maestro Morales lo han discriminado en su propio país por ser de un pueblo originario, por ser moreno, por ser homosexual y, “peor” tantito, por ser muxe.
Antes de que los muxes aparecieran en el radar gracias a las redes sociales, las plataformas y celebridades como Lady Tacos de Canasta, Nelson ya estaba haciendo arte con ellos.
Su trabajo es exquisito porque le dio presencia a quienes no la tenían en una época oscura de censura neoliberal y porque ha combinado, desde siempre, los social con lo erótico, lo pop, lo antropológico y lo kitsch.
Su obra no es un truco publicitario, un “souvenir” para turistas ni una copia de lo que han hecho otros. Es de verdad. Está hecha a partir del conocimiento, del respeto y del amor.
No por nada el mismísimo Nelson es muxe. ¿Ahora entiende la magnitud de lo que está sucediendo aquí?
El gobierno de Clara Brugada, a través de la Secretaría de Cultura que encabeza Ana Francis Mor, está demostrando que sí es cierto eso de que la Ciudad de México es la capital de la diversidad.
Hay que verla para saber, para entender, para respetar, para incluir. Comenzando por las personas que no tienen nada qué ver con el colectivo LGBTTTIQA+.
Son más de 350 fotografías perfectamente bien curadas por Alfonso Miranda Márquez, uno de los más grandes expertos en arte que tenemos en este país.
Y todo está organizado de manera excepcional. Vamos de los orígenes del maestro Morales a la fotografía del yo pasando por las madres muxes, espacios interactivos, la muxeidad, el encuentro con otros pueblos similares de Sudamérica y algo necesarísimo: la denuncia.
Ahí están los retratos de gente que murió por ser trans, por salir del clóset, por atreverse a ser lo que son, lo que eran.
Es muy fuerte. Es entender el arte de otra manera, utilizar la belleza como un objeto de lucha, de justicia.
Yo sé que la Secretaría de Cultura tiene grandes planes para esta exposición que, además, cual quinceañera con todo y vestido, celebra los primeros 15 años de trayectoria de este joven creador.
Pero no se espere a la Noche de Museos. No se confíe. En serio. Vaya antes de que sea demasiado tarde. No se espere a que el algoritmo la comience a mover porque haya pasado algo malo.
Luche con todas sus fuerzas por ir al Museo de la Ciudad de México a vivir esta maravillosa exposición y a subir todo lo que pueda a sus redes sociales. Le va a gustar. De veras que sí.