Hoy viernes 9 de febrero se estrena en Netflix una de las mejores películas que se hayan filmado en México en los últimos años.
Se llama “Perdidos en la noche” (“Lost in Night”). Estuvo en la Selección Oficial del Festival de Cannes 2023. Eso es garantía. Es de Amat Escalante (“Heli”). Eso es garantía. Es con Bárbara Mori. Eso es garantía.
La vea por donde la vea, esta coproducción de México con los Países Bajos, Alemania y Dinamarca es garantía. ¿Cuántas veces se lo repito? Usted, lo único que necesita, para en verdad disfrutarla, es información.
Por nada del mundo se deje llevar ni por las etiquetas de las plataformas ni por las reseñas que circulan en las redes sociales. No dicen “nada”. No sirven. No entienden.
“Perdidos en la noche” es una obra de arte, increíblemente sorprendente, emocionante, sobre la perversión. Así de simple. Así de complejo.
Es sobre lo que hemos hecho con el mundo, con los negocios, con el arte, con la justicia, con las autoridades, con la redes sociales, pero también con los animales, con nuestras relaciones, con nuestra sexualidad, con nuestras familias, con nuestra intimidad y hasta con nuestra alma.
Es brutal, indispensable, como para verla y discutirla durante horas porque no sólo lleva a las audiencias de emoción en emoción, provoca inmensas reflexiones.
¿De qué trata? De lo que pasa cuando se cruzan varias realidades:
Los poderosos y los débiles. Las mujeres y los hombres. Lo personal y lo social. Los policías y los delincuentes. Los padres y los hijos. Los creyentes y los ateos. Los de la tierra y los del agua.
Y todos atacan a todos. Y todos tienen la razón. Y todos piden respeto. Y todos están llenos de contradicciones. Y todos cometen errores. Y todos tienen sexo. Y todos sienten culpa.
Me cuesta mucho hablarle de esto sin venderle trama pero solamente el guion de Amat y Martín Escalante es tan rico, tan perfecto, que amerita un buen reconocimiento.
La película comienza de una manera, pero luego se va por otro camino, más tarde por otro y al final, todo ese caos explota y nos lleva a más y mejores conclusiones.
El final es magnífico. Uno acaba inmensamente complacido porque, en una misma experiencia, se ven varios tipos de cine. Muy “Parásitos”. Muy “Señora Influencer”.
Y sí, es una película mexicana, pero si usted vive en China, Brasil o Irlanda, ¡qué cree! La va a sentir local. Ahí está su gracia. Es magistralmente universal.
Bárbara Mori está espléndida, mejor actriz que nunca, poderosa al extremo.
Pero Fernando Bonilla hace la actuación de su vida. No hay manera de ver su interpretación y de no creerle, de no asquearse, de no odiar, de no sentir pena por su personaje. ¡Premio para él!
Si usted pensaba que Juan Daniel García Treviño ya había trascendido por su trabajo en filmes como “Ya no estoy aquí”, era porque no lo había visto en esta joya. ¡Es un genio!
Yo amaba a la gran actriz española Esther Expósito por series como “Vis a vis”, “Élite” y “Veneno”. Ahora la idolatro. Punto.
De Vicky Araico sólo puedo hablar bien. Verla en teatro, en series, en lo que sea, siempre es un privilegio. Aquí está grandiosa.
Y ya le paro porque no lo quiero empalagar. ¿Qué le recomiendo para cuando la vaya a ver? Que la vea sin interrupciones, que se fije en los pequeños detalles, en los espacios, en los objetos y que participe.
Piérdale el respeto a la película y pregúntele qué pasó, quién tuvo la culpa, quién merece el peor de los castigos y todas esas cosas. ¡Desahóguese!
Si lo suyo, como lo mío, va por este tipo de propuestas, luche con todas sus fuerzas por ver “Perdidos en la noche” a partir de hoy en Netflix. Le va a gustar. De veras que sí.