Pobre Virgen de Guadalupe

Ciudad de México /

Lucero, Lucero Mijares, Daniela Romo, Mariana Seoane, Guadalupe Pineda, Aída Cuevas, Emmanuel, Carlos Rivera, doña María Victoria a sus casi 100 años.

¿Puede haber una constelación más maravillosa que ésta? Yo tendría que ser el peor periodista del mundo para no aplaudir el trabajo que TelevisaUnivision hizo esta año para las “Mañanitas a Santa María de Guadalupe” bajo la magnífica conducción de Julieta Lujambio.

Pero ya no estamos en los años 80, cuando sólo teníamos una gran televisora privada transmitiendo a nivel nacional en este país.

En este 2024 hubo “Mañanitas” por aquí, por allá, con repartos buenos, con repartos malos, bien hechas, mal hechas y el resultado, lejos de ser un magno homenaje a la Virgen de Guadalupe, acabó siendo, una vez más, como de tianguis mala onda.

Sí, todas las televisoras privadas de México, de Estados Unidos y del mundo entero están en su derecho de comercializar, de hacer negocios, de competir.

¿Pero no sería mejor si se unieran alrededor de la Virgen Morena y nos regalaran a todas, a todos, una gran transmisión global en vivo, como antes?

A lo mejor usted lo recuerda. A lo mejor, no, pero hasta hace algunos años, cuando encendíamos la televisión en la noche entre el 11 y el 12 de diciembre, todas y todos veíamos exactamente lo que estaba pasando en la Basílica.

Deje usted los repartos, que lo mismo incluían a algunas de las celebridades que acabo de mencionar que a una Lucía Méndez o a un Juan Gabriel.

Estábamos conectadas y conectados en directo con La Villa. Lo que mirábamos era lo que estaba pasando. Era televisión de verdad, la maravillosa posibilidad de estar en otro lugar, sin importar nada de nada, pero desde la comodidad de nuestros dispositivos.

Ahora, no. Ahora tenemos un conglomerado de transmisiones, algunas de ellas bastante penosas, donde, por un lado, observamos un poco de lo que está pasando en ese recinto pero, por el otro, nos ponen musicales grabados con anticipación.

Sí, qué bonito es ver a ciertas figuras (no a todas) frente a nuestra amada Emperatriz de América pero es una absoluta falta de respeto que lo hagan en una Basílica oscura, vacía, sin nadie.

Observe con detenimiento los videos. Son hasta macabros porque el mensaje que se manda es de invasión, de “nos metimos a la Basílica porque podemos”, “nos plantamos frente a la Virgen porque aquí, los que mandamos, somos nosotros”.

Es como si la tuvieran secuestrada, amenazada. Es como si la estuvieran explotando. Se mire por donde se mire, es horrible.

Y por más que algunos productores que sí le saben a este negocio hacen trucos para intercalar esos musicales con lo que sí está ocurriendo en ese momento en ese lugar, el resultado es un fraude, un fraude donde la protagonista es La Madre de Dios. ¿Así o más siniestro?

Si a ésas vamos, pues mejor que cada canal produzca musicales con público a la hora que quiera, donde quiera y con quien quiera, y que los ponga antes de la misa, pero ya no estamos en los tiempos de La Guerra de las Televisoras como para permitir estas irregularidades.

Alguien tiene que poner orden y volver a regalarle a la Virgen “Las mañanitas”, aquellos inmensos homenajes, que tuvo desde los años 50 hasta que a alguien se le ocurrió esta dinámica para que las televisoras no se pelearan.

Y es que ahora no sólo hay dos canales, hay muchísimas opciones, de todos los tamaños, privadas y públicas, nacionales, locales e internacionales.

Esto sin considerar trabajos como el de los estudiantes de la Universidad Intercontinental o como el de muchas instancias digitales.

Tan sencillo como esto: ¿qué necesitad tenemos de ver números musicales antes de que el mariachi le cante de verdad “Las mañanitas” a La Virgen?

¿Qué pasaría si se dejaran de producir? Ya no estamos en los tiempos de “Siempre en domingo”.

Fíjese todo lo que sale cuando algo no se hace como se debería hacer.

No es posible que la televisión mexicana se una alrededor de mil y un fenómenos, algunos francamente cuestionables, y que no sea capaz de hacerlo alrededor de algo que de origen es tan simbólico, tan importante y tan positivo como Santa María de Guadalupe.

Urge que volvamos al orden. Urge que recapacitemos antes de que sea demasiado tarde y que todas las televisoras terminen por perder. ¿O usted qué opina?


  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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