Hubo una época en la que la televisión se preocupaba por crear contenidos para jóvenes.
Desde Televisa con sus melodramas como Rebelde, Clase 406 y Primer amor, a mil por hora hasta poderosas series internacionales como Dawson’s Creek, The O.C. y Gossip Girl.
¡Cómo olvidar Alcanzar una estrella, Beverly Hills 90210, Quinceañera y Melrose Place! ¡Cómo olvidar tantos títulos tan buenos!
El caso es que de un tiempo a la fecha, como la mayoría de las casas productoras se han preocupado más por los números que por la creación, ya casi no se hacen contenidos juveniles.
Todo es fantasía, superhéroes y terror como en Game of Thrones, The Walking Dead, Into The Badlands y The Shannara Chronicles.
Por eso quiero darle las gracias a Netflix por rescatar la verdadera televisión juvenil con la libertad editorial que solo un sistema de distribución de contenidos en línea puede llegar a tener.
Por supuesto, me refiero a ese poema de serie titulado Thirteen Reasons Why (Por 13 razones) que se estrenó el viernes pasado y que miles de personas ya devoramos con ansiedad.
Thirteen Reasons Why es como Gilmore Girls, Pretty Little Liars y One Tree Hill, un producto ciento por ciento para chavos, pero como viene de Netflix va por otro lado.
¿Cuál? El de los grandes temas que, por razones legales, difícilmente se podrían tocar en la televisión abierta y en los canales básicos de los cables y las antenas directas al hogar, temascomo el suicidio adolescente.
Resultado: una bomba de espectáculo audiovisual, donde vamos de las más tiernas historias de amor a la más dolorosa denuncia del colapso social que todos, absolutamente todos estamos padeciendo pasando por una abrumadora dosis de conspiración, sexo, culpa, intriga, drogas y cosas peores.
Me aventé todos los capítulos de un jalón y todavía no me puedo reponer.
Thirteen Reasons Why es increíblemente maravillosa, pero ojo, sí le debo de insistir en que es para un público tipo Roswell o Felicity.
No es House of Cards. No es Stranger Things. Es como Big Little Lies, pero para chavos.
¿Cuál es la nota? Que una vez más Netflix le está comiendo el mandado a los medios tradicionales al atender a uno de los mercados más ricos, numerosos y abandonados del mundo, al de los jóvenes.
Y esto no deja de ser una ironía. ¿Por qué? Porque los medios tradicionales juran y perjuran que los chavos ya no venden, que ya no ven televisión.
Pues será el sereno, pero Netflix se va a quedar con ellos como se ha quedado con muchas otras audiencias.
¿De qué trata Thirteen Reasons Why? De lo que pasa antes, durante y después del suicidio de una estudiante de preparatoria.
¿Qué tiene esto de emocionante, de atractivo? Que esta muchacha, antes de morir, dejó grabados 13 cassettes de audio, de los de antes, explicando los motivos de su decisión.
Cada uno está dedicado a un presunto culpable y a medida que vamos conociendo el contenido de cada mensaje nos vamos involucrando e involucrando hasta llegar a conclusiones pavorosas que nos confrontan con muchísimas cosas que miles de personas, sin importar nuestra edad, estamos viviendo.
¿Por qué se suicidó esta mujer? ¿De quién fue la culpa? ¿Se pudo haber evitado?
¿Cómo es la vida de los demás después de esto? ¿Cuál es el papel de las instituciones en esta clase de tragedias?
¿Se puede hacer justicia? ¿Se puede evitar que otros jóvenes se quieran quitar la vida en este momento tan complicado?
Todos somos o todos conocemos a alguien como la protagonista de esta serie de 13 capítulos de una hora (cada uno dedicado a un cassette).
Todos somos o todos conocemos a alguien, insisto, como los personajes de Thirteen Reasons Why. Ahí está gran parte de su grandeza y en esa inteligentísima combinación de lo nuevo y lo viejo.
Porque sí, tenemos la violencia de las redes sociales, pero también el encanto de los cassettes, la fotografía tradicional y los autos de ocho cilindros.
Estamos antes un proyecto muy hermoso narrado en primera persona que juega con el tiempo y el espacio, con la técnica de la cámara al hombro y una música espléndida que incluye un tema original de Selena Gómez.
Muchos de esos actores, con el paso del tiempo, se convertirán en las grandes figuras de la industria. Son tan buenos y están dirigidos con tanto cuidado que no hay manera de no creerles y de no adorarlos.
Thirteen Reasons Why dice: todo era mejor antes.
Yo no estoy muy convencido de eso, pero hay algo que sí le puedo afirmar.
Antes se hacía televisión para jóvenes, había un respeto para esas audiencias, se les consideraba como los televidentes del mañana.
Hoy solo unas cuantas casas productoras se están tomando la molestia de pensar en ellos.
¿Qué va a pasar mañana? Que únicamente las plataformas como Netflix van a tener quien las vea. ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com