Cada vez falta menos para el final de la primera temporada de “House of the Dragon” de HBO Max y no sé usted, pero yo sigo enamorado de esta serie.
¿Por qué si tanta gente se queja en las redes sociales? Porque antes que tomar la cosas de manera literal, hay que saber interpretar las quejas.
Si tantas personas están protestando es porque la están viendo. ¿Qué significa esto? Que “House of the Dragon” es un éxito.
Si tantos espectadores están molestos, es porque esta superproducción de fantasía les está moviendo cosas, porque está funcionando.
Si tantos fanáticos están decepcionados, es porque este concepto los está sorprendiendo, porque los está sacando de su zona de confort.
¿Qué parte de que “House of the Dragon” es un producto derivado de “Game of Thrones” no han entendido?
Le recuerdo, “Game of Thrones” fue la primera gran serie de fantasía de la historia de la televisión premium. Lo más revolucionario que se había hecho antes, en ese sentido, era “True Blood”.
Cuando “Game of Thrones” salió al mercado, nadie entendía nada y no fue hasta después de la tercera temporada que aquello se comenzó a convertir en un fenómeno internacional.
“Game of Thrones” llevó la violencia a donde nunca se había llevado, le dio vida sexual a un tipo de personajes que jamás la habían tenido y en términos narrativos, metió a las audiencias en las más insólitas dinámicas de participación.
Conseguir eso, en tiempos de videojuegos, fue un auténtico logo de HBO.
Para no hacerle el cuento largo, “Game of Thrones” jamás fue una serie complaciente. Al contrario, era incómoda, molesta, frustrante. ¡Acuérdese del final!
¿Entonces por qué le gustaba tanto a las audiencias? Porque las representaba en su real magnitud, porque la verdadera fantasía no estaba ni en las princesas ni en los caballeros sino en cómo esos personajes y en cómo esas situaciones tan espantosas sacaban lo peor de la sociedad.
Ver “Game of Thrones” no era un acto de desahogo. Era un exorcismo.
“House of the Dragon” es exactamente lo mismo. ¿Qué quería la gente? Volver a ver “Game of Thrones”.
Con la pena, pero no. “Game of Thrones” era la historia de montones de casas reales. “House of the Dragon” es la historia de una, sólo de una.
¿De qué se quejaba el público en la época de “Game of Thrones”? De que eran muchas casas, de qué eran demasiados personajes, de que qué barbaridad.
¿De qué se quejan los espectadores ahora con “House of the Dragon”? De que sólo es una casa real, de que son muy pocos personajes, de que qué barbaridad.
¿Sí entiende la dinámica? No se trata de darle gusto a la gente, se trata de sacudir a la gente. Ése es el verdadero espectáculo.
Ojo: no estoy diciendo que no se atienda al público. Por favor no se vaya a confundir. Se trata de la esencia de la televisión premium. Se trata de HBO.
Si usted no ha visto esto o no ha entendido por dónde va, le voy a describir esta serie así, pero sin contarle nada:
“Game of Thrones” era la historia de la lucha por “la silla”. Haga de cuenta que cada casa real era un partido político y tal y como sucede en el mundo real, si ganas, “pierdes”.
“House of the Dragon” es la historia de la lucha interna de un solo “partido”. Imagínese que la casa real de la que estamos hablando es Morena, el PRI, el PAN o quien usted quiera, guste o mande.
Y que Viserys es AMLO. Rhaenyra, Claudia Sheinbaum. Daemon, Alito. O proyéctelo hacia otro partido, hacia otro gobierno o hacia otro país. Y si no le gusta la política, llévelo al mundo empresarial, al de las religiones o al del crimen organizado.
Ahí es donde uno se va de espaldas ante la grandeza de esta obra. No es un espejo, es una lente de aumento y todo lo que dice está lleno de verdad.
¿Pero quiere que le cuente lo más maravilloso de “House of the Dragon”?
Que al igual que “Game of Thrones” es una gran obra que denuncia la misoginia, la homofobia, el racismo, el clasismo, la discriminación hacia las personas con discapacidad, el determinismo social y muchos otros temas que duelen porque no son un “show” de princesitas y caballeros. Son nuestra vida diaria.
Cada vez falta menos para el final de la primera temporada de “House of the Dragon” de HBO Max. Luche por verla porque algo me dice que cuando lleguemos al episodio 10 vamos a gritar algo más que “¡Drakaris!” ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com