Hubo un robo en el Museo del Juguete Antiguo México (Mujam) y no, no es un asunto menor. ¿Por qué? Porque representa un atentado cultural, una mancha en la comunidad del coleccionismo mexicano y si usted y yo no ayudamos a que se resuelva pronto, le abrirá la puerta a más y peores robos ahí y en otros museos.
¿Por qué le digo que es un atentado cultural? Porque cada juguete que se conserva en el Mujam tiene un valor tan grande o más que el de la más fina de las piezas arqueológicas. A ver, róbese una muñeca del museo Smithsonian de Washington a ver si los gringos no hacen un escándalo y encierran al culpable. Y no lo hacen por pose. Lo hacen porque entienden el valor de esta otra parte de la cultura.
¿A qué me refiero cuando le digo esto representa una mancha para la comunidad del coleccionismo mexicano? A que, no nos hagamos tontos, no se trató de un robo cualquiera. La persona que se llevó esas piezas iba por ellas, las estaba cazando, las quería para alguna colección privada o para vendérselo a alguien muy específico. Fue un robo o de coleccionistas, o para los coleccionistas, y eso no lo podemos permitir. ¡Ahora resulta que los coleccionistas mexicanos compran robado! ¿Tan bajo hemos caído?
Juguete que sale del Mujam, juguete que jamás volveremos a ver, juguete que nos roban a todos los mexicanos. ¡Cuidado! ¿Qué le trato de decir cuando afirmo que si esto no se resuelve le abrirá la puerta a más y peores robos ahí y en otros museos? Que urge que esto se solucione porque si los delincuentes ven que no pasa nada, regresarán al Mujam o a cualquier otro museo y la cosa se va a poner peor.
Nuestra cultura popular está en riesgo y si nuestras autoridades no son capaces de hacer algo, hagamos nuestra parte volviendo viral el rostro del ladrón, presionando hasta que reciba su castigo, hasta que devuelva lo robado.
En el remoto caso de que usted no lo sepa, le explico la relevancia de este caso.
El Mujam es uno de los museos más maravillosos de la Ciudad de México, un espacio donde está exhibida la que probablemente sea la mejor colección de juguetes de todo el mundo.
Visitarlo es revivir nuestra infancia, aprender de historia, de arte, de muchas cosas hermosas.
Además, la curaduría de los juguetes es particularmente creativa, dice cosas y va acompañada de muchas otras manifestaciones culturales como el grafiti y la lucha libre.
El Mujam es un espacio 100 por ciento privado. ¿Qué quiere decir esto? Que vive sólo de la gente que entra a él. ¡Imagínese el impacto de la pandemia!
La madrugada del martes pasado, un individuo forzó la reja del Mujam, se llevó varias cosas, salió y no conforme con eso, regresó al poco tiempo, se fue directo a la sala número siete y se llevó dos Ferraris Pocher. Uno F50. Otro, Testarossa.
Estos vehículos son impresionantemente valiosos porque, más allá de su tamaño, peso y complejidad, son originales. De cuando Pocher todavía era una marca italiana.
Quien sabe de juguetes sabe que esto es un tesoro.
Para no hacerle el cuento largo, los directivos del Mujam levantaron la denuncia correspondiente, pero al parecer, las autoridades no han hecho nada.
¿Me creería si le dijera que el museo tiene grabado el rostro del ladrón y que toda la zona está rodeada por cámaras de seguridad?
Por eso le digo. Aquí, usted y yo nos vamos a tener que mover para que esto se resuelva.
Por favor ayúdeme a difundir esta noticia, comparta las imágenes en sus redes sociales, presionemos al gobierno de la Ciudad de México para que reaccione, hagamos una campaña de amor y respeto hacia el Mujam.
Unidos lo podemos conseguir. Unidos podemos pasar de la indignación a la justicia. ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com