Pocas veces en mi vida he sentido lo que sentí viendo todos los capítulos de la serie Somos. de Netflix.
Tengo el corazón deshecho. Me cuesta trabajo respirar, contenerme. Es demasiado dolorosa, demasiado encabronante.
Me pega por todos lados: como norteño, como mexicano, pero, sobre todo, como ser humano porque estas cosas pasan a cada rato en nuestro país.
Sólo que hasta que uno no las ve así, convertidas en ficción, no entiende porque la ficción es más poderosa que las noticias, que los discursos, que las cifras.
Qué vergüenza que tenga que venir una corporación global a restregarnos en la cara una historia que hasta antes de esto muchos ni siquiera sabían que existía.
Qué penoso que nada de esto jamás se hubiera hecho si una periodista estadounidense no lo hubiera trabajado.
Qué desgracia que Somos., a pesar de la colaboración de decenas de mexicanos, no sea una serie mexicana.
Tenemos mucho qué pensar, mucho qué hacer, pero al mismo tiempo, tenemos mucho qué agradecer.
Gracias, Netflix, por abrirnos los ojos. Gracias, Netflix, porque teniendo millones de historias para contar, elegiste ésta.
Gracias, Netflix, por pensar en nosotros, por atendernos, por jugártela. Porque “Somos.” es, ante todo, un acto de valor.
¿Cuántas casas productoras nacionales conoce usted que se hubieran jugado, no la economía, la vida, por poner en pantalla esta serie que se echa encima al crimen organizado, a las autoridades mexicanas y a la mismísima DEA? ¡Cuántas!
¿Ahora entiende? Desde Canoa que yo no veía un ejercicio cinematográfico que reconstruyera con semejante maestría una noticia, una masacre, una historia de nuestra vida real.
De ese tamaño de serie estamos hablando y siento la imperiosa necesidad de felicitar públicamente a todos y a cada uno de los involucrados.
¡Qué barbaridad! Esto es enorme desde que comienza hasta que acaba, desde el más obvio hasta el más sutil de los valores de producción.
Somos. es una serie planteada en seis episodios de una hora que recrea lo que ocurrió en Allende, Coahuila, en 2011.
Me queda claro que no hay periodista que no quiera profundizar en la avalancha de lecturas que hay detrás de este hecho o del prodigioso trabajo de la persona que lo sacó a la luz.
Pero yo no le quisiera arruinar la experiencia. Me encantaría que llegara sin saber nada a este espectáculo que por primera vez en la historia del entretenimiento nos da nuestro lugar a las audiencias.
Porque nosotros no somos El señor de los cielos, Pablo Escobar ni La reina del sur.
Somos el Paquito, la esclava sexual, el bombero, la señora que vende los hot dogs, la muchacha que quiere abortar, el chavito reprimido, la quinceañera ilusionada y todos los demás, incluyendo al perro callejero.
Porque nosotros, en la serie de la vida, no somos ni los héroes ni los villanos. Somos los miran, los que “estaban en el lugar de los hechos”, los que “pasaban por ahí”.
Porque nosotros, en las páginas de la historia, no somos los protagonistas, somos los extras. Somos Somos. Todos somos Somos.
Netflix no pudo haber elegido un título más atinado para esta obra maestra que, además, se escribe con punto para darle contundencia a eso, a lo que en realidad somos.
James Schamus, el gran productor ejecutivo de este concepto a quien muchos admiramos por haber estado detrás de joyas como El tigre y el dragón y Secreto en la montaña, inventó un lenguaje audiovisual para plasmar esto al lado de inmensos talentos como Mónika Revilla de El baile de los 41 y Sandra Solares de Y tu mamá también.
Somos. no es la típica serie sobre esta clase de cuestiones, ubicada en un espacio onírico donde uno espera que en la escena uno salga una gran estrella de Hollywood y en la dos, una diva de las telenovelas mexicanas.
¡No! Esto se ve como si fuera documental, como reality. Se ve como se ve el norte de México, ese norte de México, y todos los actores que salen ahí se merecen una ovación de pie porque no hay manera de verlos, de no creerles y de no amarlos.
Qué trabajo de dirección tan más sublime se aventó el maestro Álvaro Curiel de Icaza, el mejor director de series que tenemos en México.
Le suplico de la manera más atenta que luche con todas sus fuerzas por ver completa, a partir de hoy, Somos.
Es necesario, por la más elemental humanidad, porque ayer fueron ellos, pero mañana podríamos ser nosotros y quién sabe si corramos con la suerte de que Netflix cuente nuestra historia.
alvaro.cueva@milenio.com