No, yo no estoy nada contento con el final de la segunda temporada de Exatlón México a pesar de su éxito. ¿Por qué? Porque fue un error estratégico. ¿En qué cabeza cabe sacar del aire, con un día de diferencia, los únicos dos proyectos de Tv Azteca que alcanzaban grandes niveles de audiencia?
Obvio, me refiero a MasterChef y a Exatlón.
¿Acaso nadie se dio cuenta de que al hacerlo dejaron desprotegida la programación de Azteca Uno?
Los responsables de esto se pudieron haber esperado otras dos o tres semanas a que Las Estrellas sacara todos los estrenos que va a tener en los próximos días para medirle el agua a los camotes e impedir su lucimiento con un poco más de Exatlón.
Ahora todo el rating de Azteca Uno se va a ir a Las Estrellas, donde las audiencias mexicanas disfrutarán sin distractores de finales como el de Mi marido tiene más familia y recibirán con entusiasmo lanzamientos como el de Silvia, frente a ti.
Tv Azteca le pasó la estafeta a Televisa. No hay otra manera de entender esto, porque en vez de darle continuidad a Exatlón poniendo en su lugar otra emisión más o menos con el mismo perfil como La isla, nos pusieron a Facundo.
Me queda claro que Facundo es un señor ingenioso, popular e irreverente pero nada que ver entre el espectáculo deportivo y familiar que era Exatlón México y su programa Mi pareja puede.
¿Entonces, por qué le fue tan bien a este personaje cuando sustituyó a Exatlón la última vez? Porque era Azteca 7. El perfil de Azteca 7, con Exatlón o sin Exatlón, es ese, el de la irreverencia. Azteca Uno tiene otro público. Dudo que nuestras mamás y papás, la audiencia natural de Azteca Uno, estén dispuestos a sentar a sus hijos a soplarse tres horas seguidas de Facundo después de Enamorándonos. Mi pareja puede es un programa. ¡Programa! No es un reality show. No hay conflicto. No hay una historia que seguir. Obvio, los televidentes se van a fastidiar y se van a ir corriendo a Las Estrellas. ¿Por qué a Las Estrellas y no a otro canal de Tv Azteca como Azteca 7? Por lo que le acabo de decir: perfiles.
Una familia que mira Lo que callamos las mujeres difícilmente mirará NCIS. Por lo mismo, María Magdalena va a ser una desgracia en Azteca 7. No estamos hablando de Rosario Tijeras que, además de melodramática, era una teleserie irreverente. Estamos hablando de un proyecto serio. Casi, casi, bíblico. ¿Dónde están esos espectadores que le cantan “Las Mañanitas” a la Virgen de Guadalupe y que miran con emoción al padre José de Jesús cada vez que sale en las noticias? En Azteca Uno, no en Azteca 7. Si Azteca Uno siguiera siendo lo que fue, tendría a María Magdalena dejándole los mejores números a Hechos como La Guzmán se los deja a Ciro Gómez Leyva en Imagen Televisión. Volvemos a lo mismo: es estratégico. Hay que proteger al noticiario de la noche. Pregúntele a Denise Maerker, que gracias a las telenovelas de Televisa puede crear uno de los espacios más vistos y congruentes de todo el país. ¿Ahora entiende cuando le digo que no estoy nada contento con el final de la segunda temporada de Exatlón México a pesar de su éxito? Eso pudo haber aguantado un poquito más. ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com