Ver la cobertura de los Juegos Olímpicos a través de ESPN es todo un privilegio.
¿Por qué? Por el tono de las transmisiones, por la estructura periodística que hay detrás de este trabajo, por el liderazgo de José Ramón Fernández y por sorpresas tan inteligentes y agradables como la participación de Werevertumorro.
El tono de las transmisiones. Como usted sabe, cada empresa tiene una manera muy específica para cubrir eventos como Río 2016.
Algunos apuestan mucho por la estridencia, otros por el lucimiento de la producción.
ESPN es la única televisora que le está dando a los Juegos Olímpicos un tono de verdadera gloria.
¿Sabe usted dónde se nota? En ese video musical con el que abren sus transmisiones.
En él, Alondra de la Parra dirige a una orquesta que interpreta una obra bellísima de Lucas Vidal (Rápido y furioso 6) mientras Demian Bichir se avienta el único texto heroico que he escuchado alrededor de estas competencias.
Resultado: uno, en casa, siente que está viendo la gran justa deportiva de la humanidad, que hay un punto en que el deporte y el arte se unen, que vale la pena soñar, crecer, pelear.
Y exactamente en ese momento en que uno piensa que las cosas se van a poner solemnes, Alondra le da un giro radical al video y nos lleva a lo más alegre de la música brasileña. ¿Así o más hermoso?
La estructura periodística que hay detrás de este trabajo. Yo Río, una de las marcas con la que ESPN está manejando estos Juegos Olímpicos, no es una revista de entretenimiento, es una pieza de periodismo deportivo y eso lo tenemos que celebrar.
El programa no abre con show, abre directo con los deportistas e inmediatamente viene el análisis crítico, sin patriotismos, y se vale no estar de acuerdo en la mesa. Lo que no se vale es mentir.
Si usted observa con atención, cada vez que José Ramón Fernández y David Faitelson, los titulares de este concepto, se van a meter con una disciplina, aparece una especialista como Cristina Millán o Cynthia Valdez y un periodista como Ciro Procuna o Heriberto Murrieta.
Las conclusiones son muy profesionales sin hacer a un lado la pasión, la polémica.
El liderazgo de José Ramón Fernández. No existe mayor maestro del periodismo deportivo televisivo en toda América Latina que José Ramón Fernández.
Escucharlo es fascinante porque no solo da la cara, sabe de lo que está hablando, maneja todos los referentes como para poner a temblar a cada una de las personas que lo llegan a acompañar y le imprime su estilo a todo lo que observamos en Yo Río.
José Ramón marca agenda, discute con quien tiene que discutir y resuelve al aire.
No es lo mismo que cualquier otro conductor de cualquier otro espacio califique a un atleta, a un equipo o al deporte de una nación, a que lo haga José Ramón Fernández.
Ahí, sí, cuidado. Y eso, con la pena, no sucede en ningún otro espacio, en ningún otro canal.
La pantalla no es de las historias, la pantalla es de los personajes y José Ramón Fernández, por su experiencia, por su influencia y por la escuela que ha creado, es el más grande personaje mediático de Río 2016.
Sorpresas tan inteligentes y agradables como la participación de Werevertumorro.
Nadie se imaginaba que el videobloguero más querido de México se fuera a integrar al equipo de ESPN en estos Juegos Olímpicos. Ahí está la sorpresa.
Wervevertumorro no entró a Yo Río con José Ramón. Eso hubiera sido traicionar a Yo Río.
Lo anunciaron el domingo en ese programa, pero lo mandaron a Toque inicial, la revista matutina de ESPN donde sí se ven bien esta clase de cuestiones. A esto me refiero cuando hablo de inteligencia.
Si Werever sube a la noche, será porque se lo ganó, porque a pesar de ser quien es, comenzó desde abajo.
Qué diferencia con otros comediantes que están participando en estos Juegos Olímpicos, ¿verdad?
Yo nada más le recuerdo que no cualquier humorista trabaja cerca de José Ramón Fernández y que en contraste con lo que Chumel Torres está haciendo en HBO, Werevertumorro, que también viene de internet, no llegó creyéndose lo máximo.
Su sección Río en Río no depende de un equipo de producción, no es grosera y no discrimina a los extranjeros. Es tan sencilla como profesional.
Seguramente usted también la vio: juegos de palabras, ocurrencias para toda la familia, producción austera. Cero arrogancia, toda la efectividad.
De esto es de lo que le hablo cuando utilizo la palabra agradable en relación a esta sorpresa.
Ver la cobertura de los Juegos Olímpicos a través de ESPN es todo un privilegio.
Obviamente cada quien tiene sus gustos y nunca falta la persona que odia a los comentaristas de otros países o que goza magnificando los típicos problemas técnicos que se dan en todos lados. Pero, con lujo de honestidad, Yo Río es un trabajo redondo, atractivo y profesional. ¿A poco no?
alvaro.cueva@milenio.com